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Agricultura de conservación, idónea para la Mixteca oaxaqueña

Muchos agricultores de las zonas áridas del mundo tienen dificultades para lograr una producción estable y suficiente para ellos y sus familias. El proyecto CLCA impulsa la agricultura de conservación por sus amplios beneficios para los suelos de estas regiones. 

Productores de pequeña escala de Oaxaca, México, con ganado caprino. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Productores de pequeña escala de Oaxaca, México, con ganado caprino. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)

Por su altitud, temperatura, baja precipitación y los graves problemas de erosión, la región Mixteca en el estado mexicano de Oaxaca fue seleccionada, junto con el atiplano sur de Bolivia y algunas regiones de África, para un proyecto de aceleración de la agricultura de conservación y la producción agropecuaria sustentable: CLCA. 

Tanto en África como en América Latina se proyecta una reducción del 10 % de la producción de maíz para el año 2055, lo que equivale a una pérdida de dos billones de dólares anuales, ya que está probado que la agricultura convencional, como se realiza mayoritariamente en el mundo, duplica la pérdida natural de suelo superficial alcanzado 26 toneladas al año y afectando particularmente a las zonas áridas donde la degradación del suelo es notable. 

Ante este panorama que pone en riesgo la autosuficiencia alimentaria de quienes producen a pequeña escala en estas regiones, el proyecto CLCA —impulsado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) e implementado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversos colaboradores— promueve el uso de la agricultura de conservación en sistemas agropecuarios en zonas áridas para mejorar la eficiencia en el uso de agua, la fertilidad del suelo y la productividad.

Partiendo de un objetivo común (mejorar las condiciones de los agricultores locales), CLCA impulsa acciones específicas y adaptadas para cada contexto particular de las tres zonas del mundo en donde opera. 

En Oaxaca, el proyecto contempla la identificación y promoción de “alternativas de producción forrajera que permitan generar una asociación y una intensificación con los sistemas de maíz. Esto implica desarrollar y validar una variedad de soluciones viables en plataformas de investigación, módulos de innovación y áreas de extensión, que son los tres espacios que conforman el modelo del Hub del CIMMYT”, señala Jaime Leal, gerente del Hub Pacífico Sur del centro de investigación en mención. 

“Todas las prácticas, tecnologías o cultivos que se validan en la plataforma de investigación se llevan a los módulos de innovación donde se comparan con las prácticas del productor. Así es posible identificar qué manejo es el más conveniente y nos da la pauta para establecer áreas de extensión, que son parcelas de productores que deciden innovar”, menciona Leal, enfatizando que los procesos de capacitación y aprendizaje permiten identificar qué prácticas son las que se pueden extender, dando la guía para un posterior escalamiento. 

Uno de los colaboradores del Hub Pacífico Sur del CIMMYT, Carlos Barragán García, destaca la relevancia del proyecto para quienes poseen parcelas pequeñas en zonas con fuertes problemas de erosión hídrica: “estos  terrenos con pendiente tienen suelos que han ido perdiendo su fertilidad, se han ido empobreciendo”, además, menciona que en Oaxaca más del 70 % de la población se encuentra en situación de pobreza, lo cual ha propiciado que las familias opten por tener animales, “ya sea como una inversión o una fuente de ahorro por si surge algún imprevisto, en cuyo caso venden los animales y pueden salir de ese aprieto momentáneo”.

José Rausel Ovando, coordinador técnico del Hub Pacífico Sur del CIMMYT, señala que además de la prevalencia de prácticas agrícolas indadecuadas, uno de los factores que ha agudizado la degradación del suelo en la Mixteca es el cambio climático, cuyos efectos se resienten más cuando se practica el monocultivo. En este sentido, resalta que además de conservar el rastrojo en la parcela para retener humedad, se impulsa la siembra de avena, trigo, triticale o ebo como fuente de forraje para el ganado.

“Con esto lo que buscamos es que en un mismo espacio el productor obtenga más de un producto durante el ciclo y además rotar cultivos para que se haga un manejo más sustentable del suelo y el agua”, explica Ovando, enfatizando que el proyecto CLCA promueve la agricultura de conservación por ser un sistema que ayuda a mitigar los efectos del cambio climático y por aportar diversos beneficios al productor, entre ellos menores costos de producción.