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El nitrógeno y sus fuentes

Investigadores del CIMMYT exponen aspectos importantes a considerar durante la fertilización nitrogenada a fin de hacerla más eficiente y para que los agricultores conozcan otras alternativas para este propósito. 

Cultivo de maíz con mínima labranza y rastrojos sobre la superficie. (Foto: Hub Bajío-CIMMYT)
Cultivo de maíz con mínima labranza y rastrojos sobre la superficie. (Foto: Hub Bajío-CIMMYT)

Desde que el conflicto entre Rusia y Ucrania estalló y el costo de los fertilizantes nitrogenados para la agricultura se elevó notablemente, sin que a la fecha haya disminuciones notables, el interés por conocer alternativas y maneras adecuadas de fertilizar se ha incrementado entre los agricultores.

“Una de las razones importantes  para incrementar la eficiencia de la fertilización mediante enfoques como el de las 4R no solo es que la fertilización sea un procedimiento menos costoso para el agricultor, sino también para reducir o minimizar las pérdidas ambientales que tiene sobre todo el nitrógeno y el fósforo, los cuales tienen considerables repercusiones para el medioambiente”, señala Iván Ortiz-Monasterio, científico principal del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Las 4R de la nutrición de las plantas son un concepto que se refiere a la fuente correcta, la dosis adecuada, el momento adecuado, y el lugar correcto (rigth source, rigth rate, rigth moment and right place, en inglés, por lo que derivo en 4R). Estos cuatro factores son los que van a definir con cuánta eficiencia el cultivo puede absorber los diferentes nutrientes, particularmente el nitrógeno, el fósforo y el potasio.

Con respecto a la fuente, estas pueden ser de dos tipos: los primeros son los fertilizantes procesados, que son los que generalmente manejan los agricultores; y los segundos son los fertilizantes de origen orgánico, como los cultivos de cobertura, las leguminosas, los abonos animales, las compostas, los residuos de cultivos, e incluso, bajo ciertas circunstancias, el agua de riego, explica Ortiz-Monasterio.

En México y América Latina en general, las pérdidas durante la fertilización suelen ser altas porque nutrientes como el nitrógeno se volatiliza (se estima que en México las pérdidas promedio de nitrógeno por volatilización son de 18%), lixivia (proceso por el cual los nutrientes y minerales son arrastrados por el agua) o percola (pérdida de agua hacia las capas de la tierra).

Por lo anterior, es importante saber en qué estado o momento se pueden aprovechar mejor los nutrientes. Así, “Siempre que podamos utilizar una fuente amoniacal, ya sea urea, sulfato de amonio, es la preferible porque  se podrá tener durante un periodo de una forma más segura y menos propensa a pérdidas”, menciona el investigador del CIMMYT. 

“Otra fuente de nutrientes son los rastrojos del cultivo, por ejemplo, cinco toneladas de rastrojo tienen cerca de 25 kg de nitrógeno. Esto es prácticamente un saco de urea”, menciona el investigador a la vez que describe cómo en el Hub Bajío del CIMMYT desarrollaron un ejercicio de equivalencia de cantidad de rastrojo a dinero, lo que permite afirmar que algunos agricultores, al quemar el rastrojo, queman ese dinero y “otros lo malbaratan porque lo venden muy barato para que se lo coman los animales”.