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Colombia presenta plan estratégico para un sector maicero rentable y sustentable

El plan estratégico Maíz para Colombia está coliderado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).

Maíz para Colombia es un plan estratégico compuesto por 5 motores de cambio y 15 acciones clave para construir un sector maicero nacional sustentable y rentable. La iniciativa, coliderada por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), busca hacer más competitiva la producción nacional de maíz, satisfacer la demanda, reducir las importaciones y dar un perfil industrial al cultivo de este grano en Colombia.

El plan se presentó oficialmente tras 18 meses de trabajo, un taller participativo con cerca de 50 actores de la cadena del maíz, el acompañamiento constante de un panel de expertos y la validación de 19 representantes del sector público, empresas e instituciones académicas. La presentación tuvo lugar en la XXII Agroexpo de Bogotá y convocó a cerca de 50 instituciones que mostrado su interés en apoyar la iniciativa.

Bram Govaerts, director del Programa de Desarrollo Estratégico y representante regional para las Américas del CIMMYT, destacó que “el plan estratégico de Maíz para Colombia consolida información estadística, macrodatos duros y aportes directos de múltiples actores públicos, privados y sociales vinculados con la cadena productiva de este grano. Estas bases sólidas sustentan las respuestas dadas a las tres preguntas que han guiado la construcción de este plan desde el primer momento: ¿dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos? y ¿cómo lograr un futuro mejor hacia 2030?”

Situación actual y objetivos

En referencia a la primera pregunta, Colombia consume maíz a un ritmo más acelerado del que produce, por lo que depende cada vez más de las importaciones provenientes, en su mayoría, de Estados Unidos. Esto es el resultado de la brecha que existe entre el sistema tecnificado y el tradicional, y que el rendimiento nacional de ambos sistemas — 5.4 y 2 toneladas por hectárea, respectivamente — sigue estando por debajo del promedio mundial — 5.8 toneladas por hectárea.

Con respecto a la segunda pregunta, los resultados de escenarios posibles hacia 2030 no son alentadores. Se espera un aumento del 27.4 % en la demanda total de maíz — que en 2016 fue de 6.2 Mt, en buena parte debido al crecimiento de la demanda de maíz amarillo — mientras que la producción solo aumentará un 4 %. De acuerdo con las proyecciones, para 2030 habrá un déficit de 5.9 Mt, que implica incrementar las importaciones en 39 % y retroceder en autosuficiencia de 26 a 21 %.

La buena noticia es que hay oportunidades para responder al reto de cómo lograr un futuro mejor hacia 2030. Los 5 motores de cambio y las 15 acciones estratégicas propuestas por Maíz para Colombia constituyen un abanico de opciones que podrían facilitar significativamente la articulación del Plan de Ordenamiento de la Producción Agropecuaria para el Maíz, la estrategia del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Las iniciativas de Maíz para Colombia servirán para sembrar un mayor número de hectáreas y atender la demanda nacional, atacando la volatilidad de precios y generando las condiciones para que los ciclos a los que se ven sometidos los productores se suavicen, apostando por una mayor productividad y rentabilidad.

Manos a la obra

El motor de adopción de semilla mejorada se enfoca en más acceso y, sobre todo, mayor adopción por parte de los maiceros, como un aspecto determinante para incrementar la productividad del cultivo. Para lograr el objetivo de este motor de cambio será fundamental la sinergia entre los sectores público y privado, y en especial del sector de la investigación. La puesta en marcha de este motor ya cuenta con el impulso inicial de un nuevo convenio firmado en febrero pasado entre Agrosavia y el CIMMYT para apoyar la implementación estratégica de un proyecto de mejoramiento y conservación de la biodiversidad de este maíz, cuyos principales lineamientos son semilla y genética; manejo agronómico; componentes social, económico y ambiental; y comunicación entre las instituciones y los agricultores.

En el motor de cambio sobre seguridad nutricional, el consumo de maíz biofortificado es una propuesta viable que puede beneficiar con alimentos ricos en nutrientes, especialmente a niños y mujeres gestantes que presentan deficiencia de micronutrientes. Una arepa hecha de maíz biofortificado aporta cinco veces más zinc que una hecha de maíz comercial. Por eso, es prioritario contar con una alianza entre los sectores público y privado y la sociedad civil, para aumentar la demanda de maíz nutritivo y productivo en Colombia.

El tercer motor se enfoca en la adopción de sistemas productivos y tecnologías sostenibles adaptados al clima, para elevar la productividad del cultivo ante un entorno vulnerable a los efectos del cambio climático. Fomentar el uso de los principios de Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC) es clave para incrementar la seguridad alimentaria, mejorar la resiliencia y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El cuarto motor es denominado redes de acompañamiento a la innovación y pone en consideración las múltiples ventajas que estas tienen sobre las tradicionales, en términos de impactos que se pueden lograr mediante una asistencia técnica que motive, facilite y acompañe la adopción de innovaciones tecnológicas por parte de los productores.

El quinto y último motor de cambio propone vincular a los productores competitivos con el mercado, como clave para elevar la productividad y rentabilidad del cultivo. Esto, mediante el uso de estrategias efectivas — acompañadas de organización de productores, financiamiento y asesoría especializada — y a través del fomento de la mejora de la infraestructura actual para el acopio y almacenamiento de granos, permitiendo que los productores y compradores cuenten con los medios para incentivar la producción nacional.

“Maíz para Colombia está construido para pasar del papel a la acción y de la preocupación a poner manos a la obra, para asegurar en equipo que las acciones y los objetivos que han logrado un consenso en el sector sean implementados para aumentar la productividad y rentabilidad del maíz de manera sustentable en Colombia, aumentar los ingresos de los maiceros y ofrecer a los consumidores alimentos sanos y nutritivos”, puntualizó Bram Govaerts al final de la jornada.