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Garantizando la seguridad alimentaria para un planeta en crecimiento

El aumento de las poblaciones exprimirá los sistemas alimentarios en todo el mundo. La ciencia y las asociaciones pueden ayudar.

Cosecha experimental de maíz naranja enriquecido con provitamina A, Zambia. (Foto: CIMMYT)

Según el informe Perspectivas de la Población Mundial 2019: Aspectos Destacados, en poco más de una década, habrá alrededor de 8.5 mil millones de personas en el planeta y casi 10 mil millones para 2050.

El informe menciona que los próximos pobladores se concentrarán en regiones como el África subsahariana y el sur de Asia, es decir, regiones que ya enfrentan una grave inseguridad alimentaria, temperaturas en aumento, escasez de agua y precipitaciones irregulares.

Hoy en día, las personas que sufren hambre en todo el mundo superan los 850 millones y se estima que 2 mil millones carecen de micronutrientes, con costosos impactos sociales y de salud.

Para mediados de siglo, según datos de las Naciones Unidas, 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades. Con más bocas para alimentar y menos agricultores, los sistemas alimentarios enfrentarán dificultades para crecer y proveer suficiente comida nutritiva a precios asequibles, mientras mitigan el daño ambiental.

Afrontando los retos

Como muestran los ejemplos a continuación, la ciencia aplicada y las asociaciones pueden ayudar a abordar estos problemas complejos.

Décadas de investigación y aplicación por parte de científicos, trabajadores de extensión, especialistas en maquinaria y agricultores están perfeccionando y difundiendo prácticas que conservan los recursos del suelo y agua, mejoran los rendimientos en condiciones más cálidas y secas, y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación asociada con el cultivo de maíz y trigo en África, Asia y América Latina.

Un agricultor atiende un ensayo de agricultura de conservación a largo plazo para un sistema de cultivo de arroz, trigo y mungo en el distrito de Rajshahi, Bangladesh. (Foto: CIMMYT)

Cada vez es más frecuente que agricultores africanos cultiven maíz tolerante a la sequía, el cual produce cosechas abundantes con buenas precipitaciones y proporciona grano en años más secos al tiempo que otras variedades de maíz se marchitan.

Un enfoque conocido como biofortificación, que involucra la creación de micronutrientes en cultivos básicos mediante el mejoramiento genético, puede mejorar la nutrición como parte de una estrategia integrada de sistemas alimentarios. El CIMMYT, varias instituciones del CGIAR y numerosas organizaciones nacionales de investigación y socios de escalamiento han desarrollado y lanzado más de 60 variedades mejoradas de maíz y trigo en 19 países de África, Asia y América Latina. Entre sus características se encuentran los niveles enriquecidos de micronutrientes esenciales como el zinc o la pro-vitamina A.

El apoyo constante de los donantes y responsables políticos ayudará a garantizar que el personal y los socios del CIMMYT puedan continuar mejorando los medios de vida y la seguridad alimentaria de los pequeños agricultores y los consumidores de escasos recursos, a medida que aumenta la población mundial.