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Agua, cebada y resiliencia climática

En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, técnicos y productores que participan en el proyecto Cultivando un México Mejor, de HEINEKEN México y el CIMMYT, brindan su testimonio sobre la importancia de adoptar prácticas sostenibles ante la variabilidad climática.

Cultivo de cebada en Guanajuato, México. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de cebada en Guanajuato, México. (Foto: CIMMYT)

De acuerdo con el más reciente Informe del Estado del Clima Mundial de las Naciones Unidas, los años 2015 a 2022 fueron los ocho años más cálidos en el registro climatológico de 173 años; las concentraciones de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron niveles récord en 2021 y, en todo el mundo, las precipitaciones marcaron el desarrollo de sequías e inundaciones con altos costos humanos y económicos. 

En el marco del 50 aniversario del Día Mundial del Medio Ambiente, establecido por primera vez por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972, resulta esencial identificar y difundir estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático. 

“El señor Antonio está sembrando en los primeros días de diciembre, cuando ve que está pasando por el canal el primer gasto de agua, dice él.  Esta labor le ha permitido ganar tiempo para que la planta de cebada se desarrolle ampliamente, a diferencia de otros agricultores en la zona que no siembran sino hasta dos o tres semanas después, por miedo a que una helada termine con su cultivo, como ha ocurrido en algunos años atrás”, comenta Felipe Juárez. 

Felipe es parte del equipo técnico de Cultivando un México Mejor, una iniciativa de HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para garantizar la gestión sostenible del agua en el cultivo de cebada. 

Como menciona Felipe, para lograr que los sistemas de producción sean resilientes ante la variabilidad climática y para que la producción sustentable de cebada sea rentable a la vez, es fundamental desarrollar capacidades en los agricultores y, como en este caso, brindarles acompañamiento técnico continuo para identificar los mejores momentos para la siembra. 

“El señor Antonio es uno de los productores de Abasolo, Guanajuato, que participa en el proyecto. Su experiencia, en los tres años que lleva, ha dado como resultado buenos rendimientos de cebada”, incluso cuando han existido años en los que el agua de la Presa 3 Villas (Cuerámaro), que lo abastece, “no alcanza para los tres o cuatro riegos que se acostumbran a dar a la cebada en las parcelas de estos ejidos”, precisa Felipe. 

Ajustar la fecha de siembra y de riego parecería un acto sin mucha importancia, no obstante, en agricultura puede marcar la diferencia entre lograr la cosecha o perderla: “Aunque las bajas de temperatura en la región se hacen presentes cada año en ciclo otoño-invierno, ya no son constantes en tiempo ni intensidad”, y por eso hay que identificar las etapas del crecimiento de la planta y los momentos de mayor rigor del frío, porque hay etapas en las que el frío “beneficia a la planta para que dé más amacollos, ayudando a cubrir más rápido el suelo para evitar el surgimiento de maleza o pérdida de humedad por la entrada de luz solar”, señala el técnico. 

Con estos ajustes y prácticas de agricultura sustentable, productores como el señor Antonio han observado que las parcelas que han establecido primero han producido hasta una tonelada por hectárea más que las establecidas tardíamente. Como señala Felipe, la variabilidad climática está haciendo que planear qué cultivo sembrar y en qué fecha, sea problemático porque aumenta el riesgo para la producción, así que “los productores ahora tienen que adaptar sus sistemas, ser más flexibles”.

Así, los productores que participan en el proyecto están desarrollando capacidades para afrontar el cambio climático desde sus parcelas, contribuyendo a la par al avance en metas globales para hacer sostenible la vida futura en el planeta: entre 2019 y 2022, por ejemplo, en el marco del proyecto se lograron ahorrar cerca de tres millones de metros cúbicos de agua (esto es una reducción de 20 % en el consumo de agua en el cultivo de cebada).

Este Día Mundial del Medio Ambiente, proyectos como Cultivando un México Mejor muestran cómo la acción conjunta puede sumar esfuerzos para definir e impulsar estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático para consolidar medios de producción y consumo sustentables que garanticen la producción de alimentos e insumos en un contexto donde el agua y el suelo son recursos cada vez más escasos.