
Los pueblos indígenas han sido, por generaciones, guardianes de la biodiversidad agrícola, de prácticas sostenibles y de una visión integral del territorio. En este Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en CIMMYT reconocemos su papel clave en la transformación de los sistemas agroalimentarios desde sus raíces, y reafirmamos nuestro compromiso institucional con su fortalecimiento.
En la Sierra Norte de Puebla, mujeres productoras indígenas lideran procesos de innovación tecnológica que mejoran la seguridad alimentaria de sus comunidades. A través del acompañamiento técnico de CIMMYT, han adoptado prácticas sustentables que integran conocimientos locales y herramientas científicas, y han mejorado los rendimientos, revalorizando sus cultivos y fortaleciendo su papel dentro de sus territorios.
En Santo Domingo de Guzmán, Estado de México, don Carlos Juárez ha demostrado que la salud del suelo es salud para su gente. A sus 73 años, recuperó la fertilidad de su parcela con prácticas regenerativas que hoy inspiran a sus vecinos, reflejando cómo el conocimiento campesino, fortalecido con ciencia, puede revertir el deterioro ambiental.
Don Alberto Ramírez, en la Sierra Mixteca de Oaxaca, mantiene viva la tradición de la milpa diversificada. Con maíz nativo, frijol, calabaza y quelites, su parcela no solo alimenta a su familia, sino que preserva la riqueza genética de los cultivos de su región. Gracias a su colaboración con CIMMYT, ha fortalecido sus prácticas y compartido su conocimiento con otras generaciones.
En Tzajalhú, municipio de Larraínzar, Chiapas, don Manuel Gómez Gómez y doña Rosa han transformado su parcela de ladera en un espacio vivo de innovación y conservación. Con una pendiente superior al 20 %, adoptaron el sistema MIAF (Milpa Intercalada con Árboles Frutales) para sembrar durazno, maíz, frijol, calabaza y cultivos nativos en un mismo terreno. Aunque aún esperan su primera cosecha frutal, ya perciben beneficios como la protección del suelo y la diversificación de la alimentación.
“Estoy tranquilo, porque aquí saco todo. Y si alguien me pregunta, voy a enseñar, como a mí me enseñaron”, dice don Manuel.
También en Chiapas, doña Juanita, mujer tzeltal de La Providencia, ha mejorado su alimentación e ingresos familiares al diversificar sus cultivos con flores, frutas y hortalizas, gracias al acompañamiento técnico de CIMMYT y la Iniciativa AgriLAC Resiliente.
“Ahora ya no quemamos el rastrojo, tenemos cultivos todo el año y vendemos más en el mercado. No sé cómo le hice, pero logré sostener la casa y el campo”, afirma doña Juanita con orgullo.
En Oaxaca, Chiapas y Campeche, otras mujeres como Luisa Chonteco, Plácida Flaviana y Reyna Jiménez están innovando en la conservación del maíz y el frijol con tecnologías herméticas poscosecha. A través de proyectos impulsados por CIMMYT, han fortalecido su autonomía alimentaria y han mejorado sus ingresos al aplicar buenas prácticas de almacenamiento, manejo del rastrojo y reducción de agroquímicos.
Estas historias, entre muchas otras, muestran que los pueblos indígenas no solo preservan semillas, sino también formas de vida, relaciones comunitarias y soluciones concretas al cambio climático. Su participación activa en la cadena de valor agrícola —como guardianas y guardianes de la diversidad, innovadoras e innovadores de prácticas sostenibles y figuras clave del desarrollo rural— es indispensable para lograr sistemas alimentarios más equitativos, resilientes y justos.
Desde CIMMYT, y en alianza con diversas instituciones, impulsamos el fortalecimiento de las economías y los sistemas agrícolas de los pueblos y comunidades indígenas para resguardar el valor de sus cultivos, reconocer su autonomía y contribuir a que sus conocimientos sigan floreciendo en los campos de México y del mundo.