
En muchas regiones de México y América Latina, el cierre del año coincide con el tiempo de cosecha: un momento para evaluar resultados y preparar el siguiente ciclo agrícola. Para CIMMYT en América Latina, este periodo también es una oportunidad para hacer balance del impacto logrado al trabajar junto a comunidades agrícolas, aliados estratégicos e inversores, llevando la ciencia al territorio y conectándola con políticas públicas, mercados y procesos de innovación orientados al escalamiento.
A lo largo del año, CIMMYT en LATAM avanzó en la transformación de los sistemas agroalimentarios mediante soluciones basadas en evidencia frente a desafíos como el cambio climático, la degradación de los suelos, la seguridad alimentaria, la gestión del agua y la inclusión social. Este trabajo se expresó tanto en el territorio como en espacios nacionales, regionales e internacionales de cooperación e incidencia.
En el ámbito internacional, la visita del director general de la FAO a las instalaciones de CIMMYT en México reafirmó la importancia de la ciencia aplicada, la cooperación internacional y las alianzas estratégicas para avanzar hacia sistemas agroalimentarios sostenibles, resilientes e inclusivos, y posicionó a CIMMYT como un socio científico y técnico clave que contribuye desde México a agendas globales de seguridad alimentaria y desarrollo rural.
En este mismo marco global, CIMMYT participó activamente en la COP30, reforzando el mensaje de que no hay acción climática efectiva sin agricultura. La participación del Centro estuvo encabezada por Jelle Van Loon, representante regional de CIMMYT en América Latina; Sieg Snapp, directora del Programa de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles; y Tek Sapkota, especialista en cambio climático, quienes posicionaron la importancia de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes, la salud del suelo y la innovación basada en ciencia como pilares para avanzar hacia sistemas agroalimentarios más resilientes y sostenibles, con las y los productores en el centro de la acción climática.

En el territorio, la ciencia se tradujo en acción concreta a través de procesos de coordinación institucional y trabajo sostenido en campo. En Oaxaca, SEFADER y CIMMYT fortalecieron su colaboración para establecer y operar seis plataformas de investigación agronómica, concebidas como espacios donde la ciencia se construye y valida junto a las comunidades agrícolas. A través de estas plataformas se impulsaron prácticas sostenibles, manejo agroecológico, análisis de suelos y soluciones poscosecha codiseñadas con productores, con el objetivo de generar evidencia local y mejorar la productividad y resiliencia de los sistemas agrícolas.
En Quintana Roo en colaboración con gobierno del estado, se impulsaron acciones integrales orientadas a fortalecer la seguridad alimentaria y nutricional en comunidades rurales, con un enfoque que priorizó el bienestar comunitario y la sostenibilidad de los sistemas productivos locales. A través de la implementación de opciones productivas adaptadas al contexto territorial, la revitalización y el uso sostenible de maíces nativos, así como el desarrollo de esquemas de educación financiera con énfasis en mujeres rurales, se fortalecieron las capacidades productivas, económicas y organizativas de pequeños productores.
En materia de desarrollo de capacidades, se capacitó alrededor de 3,000 personas, de las cuales el 30 % fueron mujeres. Estas intervenciones contribuyeron a mejorar los ingresos familiares, incrementar la resiliencia de los sistemas agroalimentarios y consolidar el bienestar comunitario, promoviendo una participación más activa, equitativa e informada de las mujeres en los procesos productivos y en la toma de decisiones.
La investigación adaptada a los contextos productivos fue un eje central en la generación de conocimiento. La Red Latinoamericana de Plataformas de Investigación Agronómica se reunió por tercera ocasión, compartiendo resultados de plataformas y ensayos de larga duración, considerados un activo estratégico para la investigación frente al cambio climático. En este marco, en San Luis Potosí, la plataforma Soledad de Graciano Sánchez cumplió 30 años de trabajo continuo, demostrando que la permanencia en territorio y el acompañamiento técnico sostenido son determinantes para regenerar suelos y mejorar la productividad.
La salud del suelo fue un eje transversal del año. Iniciativas que integran financiamiento, ciencia y política pública avanzaron en la recarbonización de los suelos agrícolas y descarbonización de los sistemas agroalimentarios, posicionando al suelo como una solución climática concreta. En este contexto, y en colaboración con IICA y FIRA, CIMMYT impulsó el segundo foro multiactor, donde se discutieron acciones técnicas, financieras y regulatorias necesarias para que la acción climática incorpore a la agricultura como eje central.
Como parte de estos esfuerzos, CIMMYT implementó en la región del Bajío el proyecto AgMission, en colaboración con FFAR, PepsiCo y otros socios, con el objetivo de generar evidencia científica sobre la efectividad de prácticas de agricultura climáticamente inteligente basadas en principios de agricultura regenerativa. En este marco, se realizaron muestreos de suelo en parcelas con distintos tipos de labranza y manejo de rastrojos, para identificar qué prácticas permiten capturar más carbono, regenerar el suelo y reducir las emisiones a la atmósfera, fortaleciendo la base científica para escalar soluciones frente al cambio climático.
En Morelos, la estación experimental de CIMMYT en Tlaltizapán se consolidó como un punto de partida estratégico para la recuperación del arroz en México, en alineación con el Plan Campeche Arroz impulsado a nivel federal y presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum en Champotón, Campeche, en noviembre. Actualmente, en este sitio se evalúan 126 variedades de arroz, muchas de ellas provenientes de Asia, con el objetivo de identificar materiales con mayor potencial productivo, mejor eficiencia en el uso del agua y adaptación a las condiciones locales. Este trabajo se desarrolla en estrecha colaboración con INIFAP, el Consejo Mexicano del Arroz y los gobiernos federal y estatal, generando evidencia técnica clave para fortalecer una cadena productiva estratégica para la seguridad alimentaria del país.

De manera complementaria, CIMMYT continuó fortaleciendo las Mesas Técnicas Agroclimáticas como un mecanismo clave para traducir información climática en decisiones productivas. A través de estas mesas, que articulan instituciones públicas, personal técnico y comunidades agrícolas, se promovió el uso de evidencia científica y pronósticos agroclimáticos para mejorar la planificación del ciclo agrícola, reducir riesgos y fortalecer la resiliencia de los sistemas productivos, consolidando un esfuerzo sostenido de alcance nacional.
En materia de agrobiodiversidad, CIMMYT avanzó en la conservación y el uso estratégico de los recursos genéticos. En este marco, el Centro participó en el cuarto encuentro de la Comunidad de Práctica de Bancos de Germoplasma, realizado en Montevideo, Uruguay, junto a representantes de 14 países de América Latina y el Caribe, fortaleciendo la cooperación científica regional y el uso de herramientas genómicas y digitales para vincular la conservación y el uso de los Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura con soluciones concretas para la agricultura del futuro.
Asimismo, iniciativas como AgriLAC Resiliente contribuyeron a escalar la adopción de innovaciones agrícolas en prácticas y tecnologías mediante la construcción de redes en América Latina, en colaboración con el CGIAR y socios nacionales en países como Colombia, Guatemala y Honduras, entre otros. Estos esfuerzos integraron enfoques de mercado, modelos de negocio para la innovación tecnológica y estudios socioeconómicos para comprender los mecanismos de adopción, así como procesos de acompañamiento y capacitación, fortaleciendo la adopción sostenible de innovaciones en los territorios.
El trabajo en redes científicas regionales también avanzó en áreas críticas como la detección temprana de patógenos, reforzando capacidades técnicas en América Latina para proteger cultivos y reducir riesgos sanitarios. En este marco, CIMMYT coordinó la participación de las Organizaciones Nacionales de Protección Fitosanitaria (ONPF) de México y Guatemala, incluyendo a SENASICA (México), confirmando el valor de la ciencia colaborativa para anticipar y enfrentar amenazas emergentes.
Las alianzas con el sector privado fueron clave para escalar impacto. A través del modelo de abastecimiento responsable, CIMMYT trabajó con Grupo Modelo, Grupo Bimbo, Grupo Trimex, Kellanova, integrando prácticas sostenibles, trazabilidad y acompañamiento técnico en cadenas agrícolas. En paralelo, la colaboración con GRUMA avanzó en procesos de certificación y formación de técnicos, sentando las bases para nuevas líneas de trabajo orientadas a fortalecer sistemas productivos más sostenibles. De manera complementaria, Ingredion y CIMMYT renovaron su compromiso para impulsar una agricultura sustentable y regenerativa, enfocada en la mejora de prácticas agrícolas, la salud del suelo y la sostenibilidad de las cadenas de suministro, reforzando una colaboración estratégica orientada a generar impacto de largo plazo.

El portafolio regional también avanzó en uso eficiente del agua y nutrición de cultivos, con iniciativas como Cultivando un México mejor, orientada a optimizar el consumo de agua en cebada, y la Estrategia de fertilidad integral para mejorar su productividad en el Altiplano, mostrando cómo la ciencia aplicada responde de forma integrada a retos productivos y ambientales.
El enfoque de género e inclusión social reforzó de manera transversal las intervenciones en la región, desde la inclusión financiera rural hasta el fortalecimiento del liderazgo de mujeres rurales. De cara a 2026, Año Internacional de la Mujer Rural, CIMMYT reforzará su enfoque de género e inclusión social como parte integral del escalamiento del impacto.

Este balance confirma una convicción clara: la ciencia genera resultados cuando se construye con las comunidades, se sostiene en el tiempo y se escala mediante alianzas. Para ampliar estos logros, es indispensable reforzar la colaboración y el compromiso de inversores, donantes y socios estratégicos, de modo que soluciones probadas lleguen a más territorios.
En este camino, CIMMYT reafirma su compromiso de operar como un bien público global, guiado por la ciencia y orientado al servicio de las comunidades agrícolas y de los sistemas agroalimentarios. El Centro seguirá colaborando con países, gobiernos nacionales, empresas e instituciones que compartan la misión de fortalecer la seguridad alimentaria y el bienestar rural. La ciencia que CIMMYT impulsa desde México continuará llegando a quienes producen los alimentos, contribuyendo a sistemas agroalimentarios más resilientes en México, América Latina y el mundo.