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¿Por qué optar por prácticas innovadoras en agricultura?

Con más de tres décadas de investigación continua, esta plataforma de investigación suma, cada ciclo, nueva evidencia de la pertinencia de la agricultura de conservación como sistema de producción para agricultores de los Valles Altos de México.

Cultivo de maíz en cero labranza rotación trigo, lado izquierdo removiendo rastrojo, lado derecho con retención. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de maíz en cero labranza rotación trigo, lado izquierdo removiendo rastrojo, lado derecho con retención. (Foto: CIMMYT)

Hace más de tres décadas (desde 1991) que en esta plataforma de investigación se evalúa el efecto del tipo de labranza, manejo de rastrojo y rotación de cultivos en condiciones de temporal. Específicamente “el sistema convencional de barbecho, monocultivo de maíz y remoción de rastrojo se compara con prácticas innovadoras como cero labranza, camas permanentes, retención de rastrojo y rotación con trigo, frijol o cebada con chícharo forrajero”, mencionan los responsables de la plataforma de investigación Texcoco I, en el estado de México.

Hacer este tipo de evaluaciones es importante en un contexto donde la adopción de prácticas agrícolas sustentables sigue siendo baja y los desafíos que el cambio climático y diversos fenómenos socioeconómicos imponen a la producción global de alimentos van en aumento.

“Con una sequía inicial en mayo, junio y la primera quincena de julio que redujo el desarrollo de los cultivos, más una granizada que dañó al maíz a mediados de julio”, señalan los investigadores, es importante identificar los sistemas de producción más resilientes, es decir, aquellos que le permitan a los agricultores locales minimizar los daños por los distintos eventos climatológicos adversos.

La agricultura convencional de la zona, basada en un movimiento continuo y excesivo del suelo, así como en la remoción de los rastrojos, ya no es una opción: en el ciclo primavera-verano los rendimientos promedio del maíz con este tipo de labranza fueron de tan solo 3.8 toneladas por hectárea (t/ha). En contraste, aquellas parcelas donde se han aplicado una o varias prácticas de agricultura de conservación, o sus combinaciones, reportaron desde las 6.2 t/ha —rotación con trigo—, hasta las 7.6 t/ha —cero labranza o camas permanentes con rotación y suficiente rastrojo en la superficie—.

Con respecto al cultivo de trigo, con labranza convencional sus rendimientos fueron menores, contrario a los rendimientos obtenidos con cero labranza, donde el rendimiento fue más alto con alguna rotación y dejando todo o de manera parcial el rastrojo. Así, “con rotación de cultivo en cero labranza, el rendimiento es menor donde se remueve el rastrojo (1.6 t/ha) que cuando se deja todo sobre la parcela (5.2 t/ha) o de manera parcial (promedio de 4.6 t/ha)”, puntualizan los investigadores.

La plataforma de investigación Texcoco I forma parte de la red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores, la cual es una de las redes de investigación agrícola más grandes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.