
En una región históricamente fértil como El Bajío, el agua ya no es garantía. Guanajuato enfrenta una crisis hídrica sin precedentes: en lo que va de 2025, 33 municipios presentan condiciones de sequía extrema o excepcional, de acuerdo con el Monitor de Sequía de México. Las presas, fuente vital para la agricultura, se encuentran en niveles alarmantemente bajos. La presa El Palote, en León, por ejemplo, apenas alcanzó un 3.4% de su capacidad en marzo de 2024. Las perspectivas climáticas no son más alentadoras: de acuerdo con un reciente informe de iSciences, portal especializado en análisis climático basado en evidencia, en la región se pronostica déficit hídrico al menos hasta finales de este año.
En este escenario, el proyecto Agriba Sustentable, impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el CIMMYT, cobra una relevancia crucial. Con un enfoque en la innovación sustentable para la producción de trigo, esta iniciativa busca fortalecer la resiliencia de las y los productores mediante tecnologías de conservación del agua y manejo agronómico adecuado.
El Censo Agropecuario 2022 muestra que Guanajuato cuenta con más de 1.2 millones de hectáreas agrícolas, de las cuales 694 mil están bajo agricultura de temporal y cerca de 521 mil se cultivan con algún tipo de riego. Aunque pudiera pensarse que las unidades de riego están a salvo, lo cierto es que las sequías prolongadas también las afectan: la sobreexplotación de mantos acuíferos, la baja eficiencia en el uso del agua y la caída en la recarga natural representan un riesgo creciente. Por su parte, las unidades de temporal enfrentan cada vez más incertidumbre en las fechas de siembra y cosecha.
Frente a este panorama, productores de la comunidad de Terán, en el municipio de Valle de Santiago, participaron recientemente en una capacitación en el marco de Agriba Sustentable. El evento, desarrollado por el equipo del Hub Bajío del CIMMYT, abordó temas como fertilidad integral, uso eficiente del agua, agricultura de conservación y manejo de rastrojo.
“Se hizo un recorrido en campo para que los productores pudieran ver de primera mano cómo funciona el TDR, una técnica para medir el contenido de humedad del suelo. Esto permite hacer recomendaciones de riego puntuales y precisas”, explicó Arturo Ortiz, del Hub Bajío del CIMMYT y responsable del seguimiento del proyecto en la región.
El TDR (Time Domain Reflectometry, por sus siglas en inglés) es una herramienta que permite conocer en tiempo real la humedad del perfil del suelo, lo que facilita la toma de decisiones sobre cuándo y cuánto regar. Esta precisión cobra especial importancia en contextos de estrés hídrico, donde cada gota cuenta.
“Los productores se mostraron muy positivos. Están interesados en adoptar más de lleno las tecnologías del CIMMYT, especialmente el uso de maquinaria especializada para iniciar con agricultura de conservación desde el próximo ciclo agrícola”, añadió Ortiz.
La agricultura de conservación, una de las prácticas clave promovidas por Agriba, representa una herramienta eficaz ante la escasez de agua: uno de sus componentes básicos —la cobertura del suelo con rastrojo— ayuda a conservar la humedad, mejorar la infiltración del agua y reducir la erosión.
Así, Agriba Sustentable apuesta por una transformación integral de los sistemas de producción. El acompañamiento técnico, las capacitaciones constantes y el enfoque en ciencia aplicada son elementos centrales de esta estrategia, que busca proteger la seguridad alimentaria del Bajío sin comprometer sus recursos naturales.
El reto es mayúsculo y muestra la urgencia de implementar soluciones innovadoras y adaptadas a las condiciones climáticas actuales.
La sequía no es una amenaza futura: es una realidad que ya transforma la agricultura mexicana. Pero también es un llamado urgente a replantear modelos productivos. Iniciativas como Agriba Sustentable demuestran que, incluso en tiempos de incertidumbre climática, la ciencia puede sembrar esperanza en los surcos del mundo.