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Fauna silvestre, reto para las familias agricultoras de la Sierra Mazateca

La afectación al ecosistema local ha propiciado que la fauna silvestre se convierta en una plaga para muchas familias agricultoras, ocasionando pérdidas de hasta 50 % en los cultivos. Se exploran alternativas para el control y se trabaja en mejorar los rendimientos para disminuir el impacto. 

Cultivo de maíz en zona serrana de Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Cultivo de maíz en zona serrana de Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

Los bosques mesófilos de montaña (o de neblina) son ecosistemas muy ricos en diversidad biológica. El de la Sierra Mazateca de Oaxaca, México, es el hogar de muchas especies, incluidos roedores, conejos, ardillas, armadillos, zorras, águilas, halcones, víboras, etcétera. 

Para algunas poblaciones, ciertas especies de fauna silvestre forman parte de la dieta, mientras que para otras, de acuerdo con la cosmovisión indígena, estos animales representan vidas que conviven con los humanos en el mismo territorio. 

Desde hace algunos años, sin embargo, la modificación del ecosistema ha provocado que para muchas familias agriculturas de la Sierra Mazateca esta convivencia genere dificultades, específicamente porque algunas zonas dedicadas a la agricultura se han convertido en el refugio de varias especies de animales que huyen a causa de los incendios forestales, el incremento del área agrícola y la caza indiscriminada.

Así, para estas familias la convivencia con la fauna silvestre representa un reto cada año. En los municipios de Santa María Teopoxco, San Pedro Ocopetatillo y San Jerónimo Tecoatl, por ejemplo, las aves, conejos y ardillas se han convertido en una amenaza para los cultivos tanto de maíz en los ciclos de primavera-verano, como de haba y chícharo en el ciclo otoño-invierno. 

En algunos casos el abandono de las actividades agrícolas —ya sea por migración o porque la actividad económica principal ahora son los servicios en lugar de la agricultura— ha provocado que crezca el bosque. Aunque esto es positivo en términos biológicos, para los agricultores cuyas parcelas quedan aisladas al ser rodeadas por el bosque, esto representa que muy probablemente no lograrán obtener cosechas pues sus cultivos servirán para alimentar a la fauna silvestre.

La fauna silvestre llega a consumir más de la mitad de la cosecha o, en su caso, más de la mitad de la plantación. Para enfrentar esta situación la población ha recurrido a la caza, a la colocación de trampas, al empleo de venenos sin control y, en algunos casos, al abandono de la siembra. Además, si se considera que la mayoría de estos productores siembra para el autoconsumo y muchas veces obtienen bajos rendimientos debido a la prevalencia de prácticas inadecuadas, entonces la situación se torna aún más difícil.

En el marco de la iniciativa Cultivos para México —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) trabaja en la búsqueda de alternativas para que las familias productoras de la Sierra Mazateca obtengan mejores rendimientos de forma sustentable y no pierdan sus cosechas a causa de la fauna silvestre, pero procurando el menor impacto al ecosistema. 

Para incrementar los rendimientos la AMDSL ha trabajado desde hace algunos años con el sistema milpa intercalada con árboles frutales con buenos resultados. Con respecto al tema de la fauna silvestre, la organización continúa en la identificación de las mejores opciones. A la fecha, se  han colocado cintas de caset y discos reutilizados para que reflejen la luz solar y se ahuyente así a los animales. También, se ha colocado cal en las plantas de las orillas de las parcelas con la finalidad de que al probarlas los animales desistan en su intento por consumirlas.

Todos estos intentos han presentado resultados, sin embargo, aún son mínimos y por eso en las reuniones de la AMDSL con la comunidad se ha acordado que en el siguiente ciclo se probarán otras alternativas y se tratará de identificar a los enemigos naturales de la fauna que está afectando los cultivos. Por supuesto, se trata de un gran reto que implica poner la mirada no solo la parcela y las actividades socioeconómicas, sino también en el entendimiento de que las comunidades forman parte de un ecosistema.