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Con tecnologías sustentables combaten problemas fitosanitarios en el cultivo del chile

El chile es un cultivo muy importante para el municipio de Calera, en Zacatecas, México, donde se desarrolla un proyecto orientado a mejorar la sustentabilidad hídrica del acuífero de Calera. La agricultura sustentable es el eje de esta iniciativa.

Secado natural de chile guajillo en La Joya, Zacatecas el 02 de octubre de 2022. (Foto: Julio César González)
Secado natural de chile guajillo en La Joya, Zacatecas el 02 de octubre de 2022. (Foto: Julio César González)

En México se dice que una comida sin chile es como un día sin Sol. Este cultivo milenario, tan distintivo de la gastronomía nacional, llega a las mesas de los mexicanos gracias a productores de municipios como Calera, en Zacatecas, México, donde son cultivados junto con otras hortalizas. En este municipio zacatecano, sin embargo, existen diversas situaciones que, de un modo u otro, impactan la producción de chile.

“Además de la migración y el crecimiento de la industria manufacturera que demanda mano de obra, algo que se acentuó bastante es que en la época de cosecha de ajo (mayo-junio) coincide que va creciendo el cultivo de chile y requiere mucho deshierbe manual, pero como el ajo se paga por ‘tanto’, es decir, dependiendo de cuánto se cosecha es lo que se paga, entonces los trabajadores prefieren irse a la cosecha de ajo y se quedan las parcelas de chile llenas de hierba, algunas ya muy mal e incluso con problemas sanitarios”, comenta Julio César González, colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para el proyecto Aguas Firmes.

El equipo técnico que impulsa la agricultura sustentable en el marco de Aguas Firmes trabaja en diversos frentes para ofrecer soluciones a los productores del perímetro de Calera. Por un lado, están los productores de granos que hasta hace unos años no pensaban que cultivos como el maíz fueran negocio: “El maíz no lo veían como una opción por lo poco que sacaban, que era un promedio de siete toneladas, pero se han hecho innovaciones, se ha dado acompañamiento técnico y ahora lo que se cosecha son unas 10 toneladas, e incluso algunos productores 14 o 15 toneladas por hectárea”, comenta Julio César.

Por otro lado, pero en el mismo territorio y en un mismo y complejo ecosistema agrícola, están los productores de hortalizas a quienes para atender los problemas sanitarios que recientemente se han presentado se les han ofrecido soluciones innovadoras y amigables con el medioambiente, como el uso de la microbiología, la cual se ha “impulsado bastante y con excelentes resultados, sobre todo mejorando la producción de chile que trae bastantes problemas fitosanitarios”.

“Antes llegaba la temporada de lluvias y las plantas se empezaban a morir; así, nada más de pronto. Y eso lo tomaban los agricultores como normal, decían «no pues es la época en la que la planta se muere»; y no, eso no es normal, se muere porque el suelo tiene patógenos —que pueden seguir activos a pesar de que las parcelas se dejen descansar incluso por largos periodos—, las plantas están enfermas, y entonces se sorprenden cuando les decimos que eso se puede controlar”.

“Nosotros hemos hecho uso de hongos benéficos como Trichoderma y Metarhizium, también se han usado pseudomonas y varios otros organismos que están ayudando. Hoy tenemos varios ejemplos de productores que se han atendido en el marco de este proyecto y han tenido excelentes resultados, muchos sorprendidos porque pasaron de 800 kilos de chile seco —en Zacatecas, aunque hay productores que logran hasta siete toneladas, el promedio es de alrededor de 750 kilos por hectárea— a tres toneladas”, comenta Julio César.

Por supuesto, esta tecnología no es un remedio mágico o único, sino que sus efectos son el resultado de una estrategia más amplia en cuya base está la agricultura de conservación que promueve Aguas Firmes: “durante uno de los talleres de capacitación brindados a los productores el especialista en microbiología se sorprendió del número de propágulos —estructuras con la que se propagan los hongos micorrízicos, los cuales tienen la capacidad de establecer asociaciones benéficas con las plantas— que había en el suelo de una parcela trabajada con agricultura de conservación. Se contaron cerca del doble que los suelos promedio”.

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable que promueve la mínima labranza, la cobertura del suelo con rastrojos o residuos de la cosecha anterior, y la diversificación de cultivos. A partir de esta tecnología el equipo de Aguas Firmes integra otras innovaciones pertinentes para cada parcela y, junto con cada productor, se toman decisiones para mejorar el sistema de producción.

Aguas Firmes es un proyecto impulsado por AB InBev Grupo Modelo en alianza con la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el CIMMYT y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.

¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es