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Científicos proponen un sistema confiable y de bajo costo para medir el carbono orgánico del suelo

Utilizar las fuentes de información existentes y cuantificar el carbono orgánico del suelo sería un primer paso para aumentarlo, una forma crucial de apoyar la mitigación del cambio climático y la resiliencia agrícola.

A multi-crop, multi-use zero-tillage seeder at work on a conservation agriculture trial plot, left, at CIMMYT's headquarters in Texcoco, Mexico. The residues retained on the soil surface and the permanent raised beds are in clear contrast with the conventional plot on the right. (Photo: CIMMYT)
Una sembradora de labranza cero de cultivos y usos múltiples trabaja en una parcela de prueba de agricultura de conservación en la sede del CIMMYT en Texcoco, México. (Foto: CIMMYT)

Una nueva investigación realizada por un equipo internacional de científicos, incluido el director del Programa de Desarrollo Estratégico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Bram Govaerts, describe un sistema de contabilidad propuesto para el carbono orgánico en los suelos, el cual podría alentar a los agricultores a adoptar mejores prácticas de gestión de la tierra y aumentar los niveles de carbono orgánico del suelo.

Reportado este mes en la revista Carbon Management, el estudio destaca cómo aumentar el carbono orgánico del suelo (COS) generaría resiliencia y fertilidad agrícola y reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, debemos ser capaces de medirlo.

El suelo es un gran depósito de carbono — de hecho, los suelos contienen una de las mayores reservas de carbono orgánico del planeta. Con una gestión adecuada de la tierra, los suelos tienen el potencial de almacenar aún más. Los niveles mejorados de COS también se han relacionado con una mejor calidad del suelo, menor susceptibilidad a la erosión y mayores rendimientos agrícolas y estabilidad del rendimiento, especialmente bajo sequía. Esto los convierte en un elemento importante en la mitigación del cambio climático y la resiliencia agrícola.

Los responsables políticos y los grupos ambientalistas están cada vez más interesados en la salud del suelo y sus efectos en el cambio climático. La iniciativa 4 por 1000, lanzada durante la COP 21 en París en 2015, argumenta que una tasa de crecimiento anual de 0.4% en las reservas de carbono del suelo reduciría significativamente las concentraciones de CO2 relacionadas con la actividad humana en la atmósfera. La evaluación más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) destaca la captura de carbono como una de las opciones, junto con la reducción masiva de combustibles fósiles, para mantener el calentamiento por debajo de los 2 grados centígrados, de acuerdo con el Acuerdo de París.

El aumento del contenido de carbono orgánico en los suelos también tiene otra función muy importante: la nutrición de los cultivos. El año pasado, investigadores del CIMMYT y Nature Conservancy descubrieron que el trigo cultivado en suelos ricos en materia orgánica tenía nutrientes más esenciales como el zinc y las proteínas.

Sin embargo, el aumento de los niveles de carbono orgánico en el suelo puede ser costoso a corto plazo, por lo que los agricultores deben ver mejoras en el rendimiento de sus suelos como resultado de sus esfuerzos.

La cuantificación de carbono en el suelo

Aquí es donde entra en juego un sistema global de información del suelo. Mediante la integración de modelos empíricos, redes de medición y monitoreo, sensores remotos y gestión de datos de crowdsourcing, las reservas de COS pueden evaluarse de manera eficiente y confiable. Los agricultores y los responsables políticos tendrían una idea clara de cuánto está aumentando el carbono orgánico del suelo y a qué velocidad.

El sistema global de información del suelo funcionaría al reunir diferentes fuentes de información existente para proporcionar una cuenta completa de las reservas de carbono orgánico del suelo en todo el mundo.

Como el contenido de COS puede variar con el tiempo, un componente importante del sistema implicaría el uso de redes de monitoreo en ubicaciones precisas que luego se pueden volver a muestrear de manera regular. Con esta información, se usarían modelos empíricos para predecir los cambios en el COS con base en los resultados ya observados de los experimentos de laboratorio y de campo, y para predecir los impactos de diferentes condiciones del suelo y el clima. Los datos de teledetección pueden proporcionar información sobre la cobertura del suelo, las especies de cultivos y las prácticas de manejo del suelo a un costo muy bajo, para complementar y verificar los datos de la actividad de manejo reportados por los usuarios de las tierras.

El equipo internacional de científicos señaló que una mayor coordinación y transparencia entre científicos, especialistas en teledetección y administradores de tierras es esencial para el éxito de un sistema global de información del suelo.

Incentivar la retención de carbono entre los gestores de tierras no es una tarea fácil. Los autores sostienen que los enfoques existentes, como la compensación directa a los agricultores por la eliminación y el almacenamiento de CO2, los subsidios gubernamentales como la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea y la opción de obtener un precio superior por la producción de productos agrícolas sostenibles, necesitan un sistema confiable de contabilidad de carbono para asegurar su éxito. Un sistema global de información del suelo podría ser la clave.

Lea el artículo completo:

Cuantificación de carbono para el manejo del suelo agrícola: del estado actual hacia un sistema de información global del suelo” en Carbon Management, DOI: 10.1080/17583004.2019.1633231

Este estudio fue posible gracias al apoyo brindado por la Fundación TomKat. El NASA Harvest Consortium (www.nasaharvest.org), un programa multidisciplinario que brinda poder a las decisiones agrícolas informadas mediante el uso de observaciones de la Tierra, brindó apoyo adicional.