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Variedades e híbridos de maíz que se adaptan a diversas condiciones

Con la tecnología HD es posible generar líneas puras en un año en lugar de los cinco años que se necesitan cuando se utilizan métodos convencionales.

En Chiclayo, Perú, del 17 al 121 de enero de este año se llevó a cabo una reunion de trabajo para hacer una revisión de los avances en el desarrollo de germoplasma de maíz que ayude a mitigar los efectos del cambio climático y reducir la contaminación con micotoxinas. Esta es una tarea que se realiza dentro del marco de un proyecto que patrocina FONTAGRO, denominado “Desarrollo y validación de maíz tolerante a sequía para estabilizar la productividad y reducir la contaminación con micotoxinas ocasionada por el cambio climático”. El objetivo de este proyecto que comenzó en 2009 y continuará hasta 2013 es generar y distribuir variedades tolerantes a sequía, que resistan la pudrición de mazorca y sean menos propensas a la acumulación de micotoxinas. El germoplasma mejorado se pondrá al alcance de científicos latinoamericanos, lo mismo que herramientas y metodologías que los ayuden a generar tolerancia a sequía y detectar micotoxinas tanto en el grano como en los productos finales.

De esta manera el proyecto contribuye a la producción sustentable de maíz en la región, ya que año con año este cultivo se torna más vulnerable a la sequía y otros efectos negativos del cambio climático. Es también una forma de buscar una solución al problema de las micotoxinas y garantizar que tanto las personas como los animales consuman alimentos sanos. El consumo elevado micotoxinas, sobre todo aflatoxinas (Aspergillus flavus) y fumonisinas (Fusarium verticillioides), se ha relacionado con cáncer hepático y esofágico, atrofia del crecimiento infantil, desnutrición, e incluso muerte.

Al hablar del éxito que ha tenido el proyecto y de lo que aún les queda por hacer, Félix San Vicente, científico sénior del CIMMYT, señala: “Ha pasado apenas un año y ya tenemos algunos híbridos y algunas variedades con buena adaptación a una serie de ambientes en los países que participan en el proyecto. Es una gran satisfacción para nosotros y un testimonio del valor del trabajo en equipo. Deberíamos promover el establecimiento de redes, y mantenerlas, para ensayar materiales nuevos.”

Para sustentar sus logros, quienes colaboran en el proyecto efectuaron un taller de tres días, como parte de la junta de trabajo, a fin de estandarizar protocolos y procedimientos para el adecuado establecimiento, manejo y evaluación de ensayos de sequía y pudrición de mazorca. El taller fue impartido por San Vicente y sus colegas George Mahuku y Luis Narro, de la oficina en Colombia este último. San Vicente se concentró en el establecimiento y manejo de ensayos de sequía y en las actividades del CIMMYT para caracterizar fenotipos por precisión y obtener tolerancia a sequía. Narro se enfocó en las metodologías y protocolos para identificar maíz tolerante a suelos ácidos.

Mahuku hizo énfasis en 1) emplear diseños apropiados en los experimentos para evaluar germoplasma de maíz para resistencia a pudrición de mazorca; 2) el efecto de las micotoxinas en la salud de las personas y de los animales; y 3) cómo manejar y procesar adecuadamente las muestras para la detección de micotoxinas.

Indicó asimismo cómo hacer el mejor uso de la infraestructura para hacer los análisis, y dio a conocer los avances del CIMMYT con la tecnología de haploides dobles (HD), que sirve para generar en menos tiempo líneas puras con una combinación de caracteres útiles.

Con la tecnología HD es posible generar líneas puras en un año en lugar de los cinco años que se necesitan cuando se utilizan métodos convencionales. El CIMMYT está utilizándola para generar germoplasma de maíz que contiene tolerancia a la sequía y resistencia a la pudrición de mazorca; este germoplasma será a la vez la base de variedades nuevas.

Dada la participación de estudiantes en la reunión, se recalcó la importancia de los dos principales temas tratados, ya que ellos representan a la futura generación de científicos y fitomejoradores. La colombiana Karen Viviana Osorio, cuyos estudios son financiados por FONTAGRO, opinó: “Como estudiante, la reunión me ha resultado muy interesante y me ha permitido interactuar con expertos en la materia de varios países latinoamericanos. Con el taller reforcé mis conocimientos acerca del cambio climático, la sequía y los problemas de salud que ocasionan las micotoxinas. Ahora tengo una major idea de cuáles son las áreas de mi trabajo de investigación en las que necesito concentrarme, y sé cómo hacerlo”.

En general, el taller fue un éxito y dio a los participantes la oportunidad de aprender y establecer nexos de colaboración. “El taller estuvo muy bien coordinado y en la visita a la estación experimental aprendimos qué factores debemos tener en consideración al realizar ensayos de sequía”, dijo Román Gordon Mendoza del IDIAP. “Aprendí cosas nuevas, que me llevo a casa y que pondré en práctica.”

La reunión sirvió también como plataforma para intercambiar resultados, revisar avances, identificar oportunidades y problemas y unificar criterios. “Todo esto nos facilitará la ejecución del proyecto y el logro de nuestra meta en común”, enfatizó Narro.

Sin embargo, según Mahuku, aún hay mucho trabajo por hacer. “Tuvimos un gran inicio y hemos hecho logros significativos. Ahora necesitamos mantener el mismo ritmo y un diálogo constante, aplicar los mismos protocolos, si queremos lograr el objetivo de generar germoplasma de maíz que resista los efectos negativos del cambio climático”, concluyó.

“Desarrollo y validación de maíz tolerante a sequía para estabilizar la productividad y reducir la contaminación con micotoxinas ocasionada por el cambio climático”, es un proyecto que realizan el INIA (Instituto Nacional de Innovación Agraria, Perú); IDIAP (Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá); CORPOICA (Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria); INTA (Instituto de Tecnología Agrícola de Nicaragua); DICTA (Dirección de Ciencia y Tecnología Agropecuaria, Honduras); y CIMMYT. FONTAGRO (Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria), que aporta fondos para el proyecto, es una alianza de países establecida para financiar investigación e innovación científica y tecnológica en el sector agropecuario.