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Un ascenso difícil: el papel del maíz en Etiopía

CIMMYT E-News, vol 6 no. 1, octubre de 2009

Con variedades de alto rendimiento e iniciativas a nivel nacional en pro del cultivo en los valles altos, la popularidad del maíz crece rápidamente en Etiopía. Porque los agricultores pueden generar más productos alimentarios e ingresos con las nuevas variedades, ellos piden tener acceso a semilla. Distribuidores tanto del sector privado como por parte del gobierno exigen satisfacer la demanda.

“Los agricultores han expresado su opinión acerca del maíz”, comenta el traductor que nos acompaña. Un grupo de aldeanos en Sororo, Distrito de Ejere, Oromia, de pie bajo el intenso calor de media mañana en los valles altos etíopes narra a los visitantes su experiencia con las variedades mejoradas de maíz que le había mandado Demissew Abakemal, fitomejorador de maíz en el Instituto Etíope de Investigación Agrícola (Ethiopian Institute of Agricultural Research, EIAR). “Hubo mucha sequía en el año, pero su maíz está creciendo bien”, dijo el agricultor. “Tenemos un excedente para comer e incluso alguo para vender—algo que no había ocurrido nunca antes.” Han estado cosechando y apilando gavillas de trigo que han acarreado desde la parte baja de la colina, pero llevan a los visitantes a los sembradíos de maíz cerca de sus casas y, con gran orgullo, les muestran las mazorcas grandes del híbrido Arganne y de la variedad de polinización libre (VPL), Hora, casi igualmente productiva.

Aquellas variedades, y prácticas como la del uso de fertilizantes, son parte de las actividades en común del EIAR y el CIMMYT en un proyecto encaminado a mejorar los ingresos y la seguridad alimentaria de las familias campesinas de las zonas de valles altos, con apoyo técnico y de otra índole del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Demissew Abakemal trabaja en la estación experimental del EIAR en la zona de montañas de los Ovambo, pero se ha dedicado a recorrer toda la zona llevando ayuda a los agricultores. “Empezamos en 2006 tratando de que más agricultores adoptaran las prácticas (uso de semilla mejorada y fertilizante) que anteriormente se habían empleado en superficies aisladas en la zona montañosa”, relata. “Estamos trabajando en seis distritos, y en hemos llegado a miles de agricultores solo en Ovambo”.

Alemayehu Balcha, agricultor de Sororo, había cosechado suficiente en 2008 como para llevar elotes en burro al mercado, a unos cinco kilómetros. “Con el dinero que ganamos compramos artículos para la casa, como café, sal, queroseno, y hasta algunos materiales escolares para nuestros niños.” Alemayehu tiene tres hijos, que mantiene con lo que le da su parcela de apenas media hectárea y lo que obtiene mediante la aparcería que practica con otros agricultores que producen centeno, trigo, maíz y diversos productos hortícolas, con ayuda de su esposa y de parientes, a veces. Admite que tiene que trabajar duro para cubrir las necesidades de su familia. “He sido el jefe de familia desde hace siete años, y aunque no es suficiente, me las arreglo para salir adelante”, recalca. Posteriormente Demissew aprende que Alemayehu y su esposa también ayudan a una vecina que enviudó hace poco y a los seis hijos de ésta.

Alta densidad y uso intensivo de la tierra
Aproximadamente del doble de Francia, la población de Etiopía alcanza 80 millones de habitantes étnica y lingüísticamente diversos. Muchos etíopes vive en las zonas montañosas donde las buenas lluvias les permiten practicar la agricultura. Aunque únicamente una décima parte de su tierra es cultivable, la agricultura constituye casi 50% del producto interno bruto, 60% de exportaciones y 80% del total de empleo en el país. Típicamente los agricultores subdividen sus terrenos y dejan a cada uno de sus hijos una parcela y es por eso que por generaciones el promedio de las explotaciones ha ido decreciendo hasta menos de una hectárea por familia. La degradación del suelo, la erosión y la deforestación son grandes problemas.
El café es el cultivo comercial principal, pero los productores de productos alimentarios siembran teff —un antiguo y robusto cereal que se utiliza en la preparación de injera, un pan plano de masa fermentada ácida—lo mismo que trigo, sorgo y maíz, cuya popularidad va en aumento. “El maíz es el cultivo que puede ayudar con el problema del hambre en los valles altos”, apunta Strafford Twumasi-Afriyie, fitomejorador de maíz del CIMMYT residente en Etiopía. “Los cultivos de grano pequeño deben pasar por ciertos procesos y luego hacer algunas preparaciones con ellos. El maíz en cambio se puede comer con preparaciones sencillas, es más sencillo también sembrarlo y más productivo que el teff.” Agricultores de zonas remotas también utilizan las plantas como forraje, para construir cercos y como combustible para cocinar.

Aumenta el cultivo de maíz en África
Las variedades que se utilizan en el projecto del EIAR son producto de las actividades que inició Twumasi por allá por 1997, con ayuda de colaboradores de seis países de África Oriental, entre ellos Demissew Abakemal y otros fitomejoradores del EIAR, para satisfacer la acuciante necesidad de contar con maíz de alto rendimiento para las zonas altas tropicales de África subsahariana. “Los materiales del programa de fitomejoramiento para valles altos del CIMMYT en México no se adaptan bien a África”, reporta, “y por eso empecé a usar el germoplasma de altitud media del programa del CIMMYT-Zimbaue, y variedades de zonas de transición (entre altitud media y valles altos) de las actividades de fitomejoramiento del Centro en México.” Twumasi también eligio sitios de valles altos de colaboradores en Burundi, Etiopía, Kenia, Ruanda, Tanzania y Uganda, donde él y sus colaboradores nacionales hicieron cruzas, ensayaro y seleccionario nuevas variedades. A través de los años, sus esfuerzos han recibido el generoso apoyo deBMZ-Germany, Sasakawa-Global 2000, CIDA-Canada, y en gran parte, del EIAR.
“Para 2006, teníamos una buena colección de variedades experimentales para la región, que incluía líneas endogámicas para crear híbridos.” Durante la temporada de cosecha, ese mismo año, Twumasi y sus colegas hicieron una exposición de los materiales para los interesados de la región, como empresas del sector de la semilla. “Desde entonces, ha habido mucha demanda”, enfatiza. “El programa nacional de Etiopía liberó dos híbridos y una VPL, y entre sus planes está liberar otro híbrido dentro de poco. En Ruanda también se liberó una VPL en 2008. Ahora nuestra meta es lograr que las pequeñas empresas semilleras produzcan y liberen híbridos a partir del germoplasma fuente que se ha generado mediante el proyecto.”
Asimismo, a últimas fechas, Twumasi y sus colaboradores han estado trabajando en la creación de versiones de maíz con calidad proteínica (QPM) de las variedades etíopes más populares. El QPM se parece al maíz normal y se cultiva de la misma manera que éste, pero su grano contiene mucho más triptofano y lisina, dos aminoácidos esenciales para el organismo humano y de los animales de granja, como aves y cerdos. La estatura y peso de niños en edad preescolar cuya dieta incluyó QPM como principal fuente de almidones, aumentó más rápido que el de aquellos a los que se alimentó con maíz normal, según datos de un estudio reciente [More nutritious maize boosts growth of children in rural Ethiopia] en las zonas rurales de Etiopía para conocer los beneficios nutrimentales del QPM y su aceptación como producto alimenticio.

Se necesita semilla
El agricultor Asefa Tulu no mostró mucha paciencia con sus colegas en una junta reciente en Urúti, la localidad donde vive, a unos 14 kilómetros al poniente de la estación experimental de Ovambo y a 2,300 msnm. Después de escuhar sus reiteradas quejas porque las plagas diezman sus rendimientos de maíz, finalmente estalló y dijo “No, no, lo importante es cómo manejes tu cultivo!”

Asefa Tulu es un agricultor progresivo que cuenta con tierras de cultivo de mayor extensión que el promedio de seis hectáreas. Con un manejo cuidadoso y nuevas variedades de maíz del EIAR, ha estado cosechando más de nueve toneladas por hectárea, y esto no es para menos. “Supimos de las nuevas variedades por las noticias y por nuestros hijos, pero la gente decía que este nuevo maíz tenía el tallo muy corto y que los perros salvajes (licaones) podrían comérselo. Pese a ello, me arriesgué a sembrarlo [el híbrido Arganne], siguiendo todas las recomendaciones, y las plantas crecieron muy bien; confirmé además que los animales no causaron daños.”

Demissew le trajo a Asefa Tulu semilla de una liberación reciente, Wenchi (denominada así por un lago que hay en las cercanías) que está mostrando ser incluso mucho más productiva. “Estamos muy impresionados con Wenchi”, anuncia Asefa Tulu. “En verdad creo que podría ayudarnos a salir de la pobreza. Es una variedad para nosotros, en lo que se refiere a adaptación y rendimiento.”
Otros agricultores están visitando sus parcelas y solicitándole semilla, pero él sabe que los rendimientos que obtendrán serán bajos, si vuelven a sembrar la semilla que hayan guardado después de la cosecha de un híbrido. “Necesitamos que la nueva semilla llegue a nosotros en grandes cantidades”, recalca.

Con la promesa de las nuevas variedades de alto rendimiento, los agricultores de la zona de montañas están pidiendo semilla, pero en los últimos tiempos el abastecimiento ha sido escaso. El productor principal de semilla ha sido Seed Enterprise, una empresa del gobierno etíope. “El gobierno ha alentado a las empresas privadas a que entren al mercado con híbridos de maíz, y les ha proporcionado semilla original y semilla básica, para que puedan hacerlo”, reporta Dennis Friesen, agrónomo del CIMMYT residente en Etiopía. “La idea es que Seed Enterprise a la larga deje la producción de semilla de híbridos a las empresas privadas y se concentre en producir semilla de VPL para agricultores que no puedan adquirir los híbridos. Pero ahora esto está todo en una fase de transición.”

Los investigadores de maíz etíopes discutieron el asunto en una reunión en Addis Abeba en noviembre de 2008, según Friesen, quien ayudó a coordinar el evento. Entretanto, contar con semilla está definitivamente en la pantalla del radar de los legisladores del país, que están promoviendo la producción de maíz para ayudar a combatir la pobreza y el hambre.

Pese a que en la década pasada hubo un enorme crecimiento en el campo de la semilla del sector privado en África Oriental y África Meridional, para muchos millones de pequeños agricultores de la región no es fácil acceder a semilla de maíz de buena calidad y buen precio. Un importante estudio que realizó el CIMMYT (v. p.4 del Informe Anual del CIMMYT 2007-2008 “Science for Farmers and a Better Food Future) revela la necesidad de seguir invirtiendo recursos en el sector de la semilla de la región y de formular políticas que apoyen su desarrollo.

Para más información: Dennis Friesen, agrónomo (d.friesen@cgiar.org) o Strafford Twumasi Afriye, fitomejorador (s.twumasi@cgiar.org)