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Trampas de polen para detectar transgenes en el germoplasma del CIMMYT

Frieder Hofmann (izquierda) muestra a Marcial Rivas, del banco de germoplasma de maíz, cómo se ensambla una trampa de polen.
Frieder Hofmann (izquierda) muestra a Marcial Rivas, del banco de germoplasma de maíz, cómo se ensambla una trampa de polen.
Las 10 trampas que se instalaron recientemente en los campos de El Batán podrían remplazar a la siembra y la cosecha de maíz como una forma más económica, sencilla y completa de hacer monitoreo para detectar transgenes en el germoplasma. Las trampas son parte de un proyecto piloto que Denise Costich y Mónica Mezzalama, jefas del Banco de Germoplasma de Maíz y del Laboratorio de sanidad del Semilla, respectivamente, están ensayando en las tres estaciones experimentales del CIMMYT en México.

La presencia no intencional de transgenes es una preocupación para quienes solicitan germoplasma. Aunque el CIMMYT no siembra maíz transgénico en sus parcelas, éstas podrían contaminarse con polen de los sembradíos que hay en los alrededores, según Costich. No es que el CIMMYT espere detectar polen de OGM en sus viveros, pero hay otros productores de maíz cerca de la estación El Batán. “El punto es que necesitamos garantizar a nuestros clientes que, por lo que a nosotros concierne, la semilla que les mandamos está libre de materiales OGM”, señala Costich. El proceso de ensayo actual, que se ha utilizado desde 2008, incluye sembrar maíz en surcos de bordo y mandar el grano que se cosecha a un laboratorio en Iowa. Hay que cosechar y mandar 10 ó 15 kilogramos de maíz de cada estación, y para cada carga se necesitan 10 muestras, a razón de más de 200 dólares cada una. Se hacen pruebas en cada ciclo: una vez al año en El Batán y dos veces al año en Agua Fría y en Tlaltizapán.
Dos juegos de filtros de fibras de polipropileno en la parte superior de la trampa interceptan el polen que es transportado por el vientolairborne pollen. El agua de lluvia que entra en las botellas se recolecta.
Dos juegos de filtros de fibras de polipropileno en la parte superior de la trampa interceptan el polen que es transportado por el vientolairborne pollen. El agua de lluvia que entra en las botellas se recolecta.

Las trampas nuevas —llamadas trampas de filtro para polen (TFP)—, interceptan el polen que es transportado por el viento durante cuatro semanas. Después el polen se extrae, se filtra y se manda al laboratorio en un tubo pequeño. Es una carga más ligera y más compacta que la del grano, y, contrariamente a lo que ocurre en la cosecha, a las trampas de polen solo se les tiene que cambiar el filtro y tomar una muestra por ciclo. El sistema TFP es también más completo. El banco de germoplasma del CIMMYT siembra variedades de maíz provenientes de todas partes del mundo, con etapas de floración muy variadas, pero con el método del surco de bordo solo se puede monitorear el periodo de floración de la variedad específica que se siembra en el bordo. Un sistema de monitoreo constante no biológico, por otro lado, cubre las diversas etapas de floración, refiere Costich. Ya mandamos 13 muestras de polen a Iowa y los resultados del análisis para detectar la presencia de transgenes dieron negativo, reportó Monica Mezzalama, jefa del Laboratorio de Sanidad de Semilla y miembro del Comité de Bioseguridad. Este año estamos utilizando los dos métodos de monitoreo. Costich dijo que estuvo investigando sobre las trampas, que son muy utilizadas en Europa, después de pensar que tendría que haber un método de monitoreo más eficiente que aquel en que tienen analizarse kilogramos de semilla de maíz. Las trampas llegaron de Alemania a finales de mayo, y poco después llegó Frieder Hofmann, el inventor del recolector de muestras de polen y experto en monitoreo medioambiental, que ayudó a ensamblar los instrumentos y capacitó al equipo de maíz.

Mientras el personal del banco de germoplasma observa, Frieder Hofmann muestra cómo retirar el polen de una trampa; Benjamín Asale Martínez del Laboratorio de Sanidad de Semilla sostiene la botella en que se recolecta el polen.  trampa interceptan el polen que es transportado por el vientolairborne pollen. El agua de lluvia que entra en las botellas se recolecta.
Mientras el personal del banco de germoplasma observa, Frieder Hofmann muestra cómo retirar el polen de una trampa; Benjamín Asale Martínez del Laboratorio de Sanidad de Semilla sostiene la botella en que se recolecta el polen. trampa interceptan el polen que es transportado por el vientolairborne pollen. El agua de lluvia que entra en las botellas se recolecta.

Para el ciclo de cultivo de verano en El Batán se instalaron 10 trampas; y una en Tlaltizapán y una en Agua Fría. La meta de este proyecto piloto para este año es determinar cuán bien funcionan las trampas, cuánto polen se recolecta y cuántas trampas se necesitan en un sistema de monitoreo integral. Costich dice que el próximo paso para probar la capacidad de detección del sistema de trampas de filtro consiste en instalarlas en un área sembrada actualmente con maíz transgénico. Frieder Hofmann (izquierda) muestra a Marcial Rivas, del banco de germoplasma de maíz, cómo se ensambla una trampa de polen. Para tomar muestras de polen, hay que colocar las trampas a una altura de 1.8 metros. Dos juegos de filtros de fibras de polipropileno en la parte superior de la trampa interceptan el polen que es transportado por el vientolairborne pollen. El agua de lluvia que entra en las botellas se recolecta. Mientras el personal del banco de germoplasma observa, Frieder Hofmann muestra cómo retirar el polen de una trampa; Benjamín Asale Martínez del Laboratorio de Sanidad de Semilla sostiene la botella en que se recolecta el polen.