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Sistema compartido de producción: Intensificación sustentable en práctica en el sur de África

Christian Thierfelder

El “sistema compartido de producción de leguminosas” ayuda a los agricultores de Malawi a mejorar su seguridad alimentaria y sus ingresos.
El “sistema compartido de producción de leguminosas” ayuda a los agricultores de Malawi a mejorar su seguridad alimentaria y sus ingresos.

Llanuras ondulantes que se extienden hasta el infinito, maizales con diferentes tonos de verde, son elementos que predominan en el paisaje de la región central de Malawi. Sin embargo, también es común ver camellones, surcos y suelo descampado mientras los agricultores preparan la tierra para la siembra. Las fuertes lluvias y la erosión del suelo han dado un aspecto umbroso a la Laguna Chia, que conecta con el lago Malawi. La continua pérdida de fertilidad del suelo y la necesidad de adaptarse a la variabilidad climática motivaron al CIMMYT y sus colaboradores a introducir la agricultura de conservación (AC) en Malawi, en 2005.

En el distrito de Nkhotakota, donde las prácticas de la AC han tenido gran aceptación, se advierten cambios en la composición del paisaje; por ejemplo, a la orilla de los caminos, ahora se puede ver la superficie del suelo cubierta con residuos. Los agricultores están adoptando los nuevos conceptos de la AC y están haciendo siembra directa de maíz, auxiliándose con una sembradora manual. El CIMMYT y organizaciones colaboradoras, entre ellas, Total LandCare y el Ministerio de Agricultura, con financiamiento del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, respaldan estas iniciativas.

Los impactos de la AC en Malawi son notorios. Más de 30,000 agricultores en la zona centro del país han recibido información de las prácticas y ya están aplicándolas en sus propios terrenos, lo cual es un resultado directo de la investigación del CIMMYT y de los esfuerzos concertados del sector privado, los servicios de extensión del gobierno e instituciones científicas nacionales.

El agricultor Belemoti Sikelo, de la Zona de Planeación de Extensión de Mwansambo, ha participado en el programa desde hace más de ocho años. “Solía ser de aquellos cuya existencia de grano se agotaban en febrero o marzo, y tenía que emplearme con otros agricultores de la zona para que mi familia y yo pudiéramos sobrevivir”, relata Sikelo. “Desde que comencé a usar las prácticas de la agricultura de conservación, siempre hemos tenido comida suficiente durante los meses críticos. Aumenté la superficie de siembra con agricultura de conservación en mi terreno y también he sembrado sin aplicar herbicidas costosos; creo que es posible utilizar las técnicas de la AC sin control químico de malezas, aunque es necesario hacer un buen manejo y dejar un mantillo en la superficie para reducir la presión de plantas indeseables. Los agricultores que viven cerca vienen a verme, quieren que les muestre mis parcelas de demostración y que les diga cuál es el secreto para que las plantas de mi maizal crezcan tan bien. Admiran los terrenos donde sembré maní y maíz con agricultura de conservación.”

La presión de las enfermedades, cuando se practica el sistema tradicional de siembra de maíz (monocultivo), ha obligado a los agricultores a rotar maíz con caupí, maní (cacahuate) y frijol de palo.

Gracias a que ha diversificado sus cultivos, ha podido controlar el crecimiento de la planta parásita Striga (Striga asiatica L.), enfermedades fúngicas y daños causados por la gallina ciega y las larvas de gorgojo negro (Phyllophaga ssp. y Heteronychus spp.). Otras ventajas son que su familia ahora tiene una alimentación más balanceada y que genera excedentes que vende en el mercado local.

El uso de la AC multiplica estos beneficios. Las leguminosas (cacahuate, caupí y soya) se siembran al ras o en plano, en la mitad del espacio de un surco, lo cual no es posible hacer si se utiliza el sistema de camellones y surcos, en los que el espacio entre estos últimos es fijo. Al aumentar la población de plantas, el rendimiento del grano se ha más que duplicado, hay una mejor cobertura de suelo y menos erosión.

La necesidad de producir más en la misma superficie de tierra ha incentivado la innovación. Para aumentar la producción de leguminosas, los agricultores han empezado a hacer uso del “sistema compartido de producción de leguminosas”. Si siembran leguminosas con diferentes hábitos de crecimiento y, digamos, frijol y caupí o cacahuate, lado a lado, obtienen mayores rendimientos e ingresos, y también mejoran su seguridad alimentaria.

Por último, recientemente se trajeron a la zona variedades de maíz tolerantes a la sequía derivadas del proyecto Maíz tolerante a la sequía para África (DTMA), patrocinado por la Fundación Bill & Melinda Gates, y se están ensayando en diferentes sistemas. Con las nuevas variedades tolerantes a estreses los agricultores ahora podrán solucionar el problema de sequía estacional y sembrar variedades de ciclo más largo. El riesgo de que la cosecha se malogre es menor cuando se practica la agricultura de conservación, porque hay una mejor retención de humedad en los suelos donde se dejan los residuos del cultivo anterior. Este importante beneficio será clave en los años por venir ya que, según pronósticos, es probable que las temperaturas aumenten y que las lluvias se vuelvan más erráticas.

Un grupo de investigadores de Brasil, Malawi, México y Zimbabwe visitaron los ensayos permanentes en estación y parcelas de demostración de AC en Malawi central, del 4 al 8 de febrero, a fin de monitorear el progreso y los resultados de las iniciativas para intensificar de manera sustentable los sistemas de producción a pequeña escala.
Un grupo de investigadores de Brasil, Malawi, México y Zimbabwe visitaron los ensayos permanentes en estación y parcelas de demostración de AC en Malawi central, del 4 al 8 de febrero, a fin de monitorear el progreso y los resultados de las iniciativas para intensificar de manera sustentable los sistemas de producción a pequeña escala.