Los países de África oriental y África austral necesitan formular e implementar políticas apropiadas que ayuden a los agricultores a tener acceso a tecnologías que les permitan aumentar los rendimientos de sus cultivos, mejorar la tolerancia de éstos a los fenómenos climáticos y su calidad nutricional, para combatir la pobreza, garantizar la seguridad alimentaria y fomentar el crecimiento económico, dijo el connotado economista y académico zimbabwense Mandivamba Rukuni durante su participación en un foro de alto nivel sobre formulación de políticas.
En su conferencia magistral durante el foro sobre políticas de SIMLESA coorganizado por el CIMMYT y la Asociación para el Fortalecimiento de la Investigación Agrícola en África oriental y África central (ASARECA), celebrado En Entebbe, Uganda, el 27 y 28 de octubre, Rukuni recalcó que esto solo se puede lograr mediante un cambio drástico para ayudar a los pequeños agricultores a producir suficientes alimentos para ellos mismos, además de generar ingresos. “Dichas tecnologías incluyen semilla de variedades mejoradas y fertilizantes, así como una mejor infraestructura, como caminos y riego a pequeña escala”, agregó Rukuni. El proyecto SIMLESA es patrocinado por el Centro Australiano de Investigación Agrícola Internacional (ACIAR) e implementado por el CIMMYT.
Al foro, cuyo tema fue “Mobilizing policy action to scale-up best agricultural practices”, asistieron los ministros de Agricultura de Kenya (Jacinta Ngwiri), Mozambique (Feliciano Mazuze), Rwanda (Charles Murekezi), Tanzania (Hussein Mansoor) y Uganda (Ambrose Agona).
Los temas que se abordaron fueron los cinco retos que interfieren en la adopción a gran escala de la intensificación sostenible y las opciones de políticas: intensificación sostenible de la producción de maíz y leguminosas y la integración de la ganadería; construcción del capital social para la acción colectiva; facilitar el acceso a insumos agrícolas clave; derribar las barreras del comercio internacional; y frenar la necrosis letal del maíz: conocimientos actuales.
Participaron en el foro 50 personas, entre ellas, investigadores del CIMMYT, de los sistemas nacionales de investigación agrícola (SNIA), y representantes de ACIAR, ONG internacionales y regionales, asociaciones de agricultores y empresas privadas. Los ministros se comprometieron a respaldar la intensificación agrícola sostenible y coincidieron en que mejorar el acceso a los mercados, los servicios de extensión y los insumos es un asunto fundamental en la formulación de políticas y que es urgente que se atienda para que los agricultores puedan obtener más beneficios de la agricultura.
Una de las prioridades en la agenda fue la formulación de políticas que promuevan el establecimiento de un mercado agrícola, cuyo valor se estima en miles de millones de dólares. Al final del foro de dos días, los ministros reconocieron en un comunicado conjunto que el mercado tiene muchos problemas de operación. Prometieron que influirán en sus gobiernos para que se establezcan políticas firmes respaldadas por los resultados de la investigación agrícola.
Esto significa empoderar a los pequeños agricultores dándoles acceso a recursos económicos, mejor semilla y suelos fértiles, buenos servicios de extensión, mercados estables y políticas que los favorezcan. Los formuladores de políticas, continúa el comunicado, pueden impulsar el desarrollo agrícola en África oriental y África austral eliminando los obstáculos que limitan la productividad de las mujeres agricultoras más que la de los hombres. Los cinco ministros reiteraron su apoyo al establecimiento e implementación de políticas eficaces respaldadas por la investigación.
Los representantes de los ministerios de agricultura expresaron su continuo compromiso con los pequeños agricultores de la región, lo cu al incluye seguir impulsando el progreso como parte del Programa de Desarrollo Agrícola Integral de la Unión Africana (AU). Este programa fue puesto en marcha hace 11 años en Maputo, Mozambique, con la aprobación de los gobiernos africanos, hace un llamamiento a esos gobiernos para que destinen por lo menos el 10% de sus presupuestos nacionales anuales a la agricultura, a fin de lograr un crecimiento agrícola anual de 6% en 2015.
Según B.M. Prasanna, director del Programa MAÍZ del CGIAR y del Programa Global de Maíz del CIMMYT, han quedado muy lejos los días en que la producción agrícola de los países en desarrollo dependía de las organizaciones multinacionales. “La agricultura en África oriental y África austral sigue siendo improductiva y los agricultores no están obteniendo rendimientos suficientes para alimentarse a sí mismos y mucho menos excedentes para vender”, dijo en una rueda de prensa paralela al foro.
En África oriental y África austral, solo el 5% de la tierra es de riego, en tanto que el 60% de la tierra dedicada a la agricultura en Asia es de riego. No se está utilizando semilla de variedades mejoradas en la región y solo se aprovecha el 40% de todo su potencial de rendimiento, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Prasanna agregó que otro problema que impide el desarrollo de la región es la necrosis letal del maíz (MLN), una enfermedad que no puede ignorarse. “Se necesitan políticas y prácticas eficaces para frenar la propagación y el impacto de la MLN en África”, remarcó. “Necesitamos concentrarnos en buscar soluciones prácticas para hacer frente a este complejo problema, entre ellas, reforzar la vigilancia y la capacidad de hacer diagnósticos de la MLN, al mismo tiempo que continuamos con nuestras iniciativas interinstitucionales para generar y distribuir variedades mejoradas de maíz que incorporen resistencia a dicha enfermedad.” El sector de semilla comercial también tendrá un papel importante en la producción y distribución de semilla sana y libre de MLN para los agricultores. Sin embargo, sin políticas que apoyen cambios en la agricultura, como tecnologías básicas para los pequeños agricultores, la agricultura de la región continuará siendo improductiva.
Sin embargo, ya se han hecho algunos avances. Algunos países como Etiopía y Rwanda, por ejemplo, han logrado expandir sus sectores agrícolas. Han logrado una enorme reducción en sus índices de pobreza; Etiopía, por ejemplo, redujo sus índices de pobreza en 49%. Etiopía está invirtiendo más del 10% de su presupuesto nacional en la agricultura, en concordancia con la Declaración de Maputo de 2003.
El líder del proyecto SIMLESA, Mulugetta Mekuria, instó a los investigadores y socioeconomistas a que proporcionen información basada en hechos a los formuladores de políticas para facilitar el establecimiento de políticas efectivas. Si se establecen alianzas estratégicas y bien formuladas, los pequeños agricultores de la región tendrán la posibilidad de comercializar sus productos al estar vinculados con mercados locales, regionales e internacionales lucrativos.
Sin embargo, existen muchos obstáculos en el camino. Por ejemplo, la mitad de la población de la región vive en extrema pobreza y más del 60% habita en zonas rurales remotas donde la agricultura es la principal actividad económica. No es probable que esta situación cambie en poco tiempo, lo cual hace más necesaria la formulación de políticas eficaces que contribuyan a mejorar sus condiciones de vida.
Además, las proyecciones indican que entre 2012 y 2050, la población en gran parte de África subsahariana aumentará más del doble, a 11.3 veces lo que era en 1950. Estudios de la FAO muestran que el crecimiento del sector agrícola de Africa subsahariana reduce la pobreza 11 veces más efectivamente que el crecimiento de otros sectores.
Mekuria dijo que la producción de alimentos está siendo obstaculizada por el cambio climático y pidió tecnologías agrícolas que ayuden a los agricultores a adaptarse al cambio climático y contrarrestar sus efectos, como las frecuentes sequías. Durante la rueda de prensa, Mekuria explicó que además de los resultados y las herramientas de la investigación, lo que hace falta es la voluntad política y el compromiso para transformar la agricultura y hacerla más productiva y resiliente al cambio climático, y en consecuencia aumentar la seguridad alimentaria.