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La función de la diversidad fitogenética en la adaptación al cambio climático

Jennifer Johnson

Foto cortesía de l Programa del Medioambiente de las Naciones Unidas
Foto cortesía del Programa del Medioambiente de las Naciones  Unidas

La inminente amenaza del cambio climático hace que la tarea de resguardar y almacenar la diversidad fitogenética en los bancos de genes sea hoy en día más importante que nunca. “La diversidad fitogenética es el mayor recurso de adaptación, la base de futuras iniciativas para alimentar al mundo”, opina respecto al cambio climático Rachel Kyte, vicepresidenta y enviada especial del Grupo del Banco Mundial, en un artículo que publicó recientemente en Scientific American. “La clave para hacer frente a los problemas derivados del cambio climático, plagas y enfermedades, es conservar esta diversidad”. Un estudio de la Universidad de Harvard revela que el crecimiento de los niveles de dióxido de carbono podría reducir el valor nutricional de los cultivos básicos, sobre todo del maíz y el trigo. Kyte opina que se debe conservar la diversidad, sobre todo en los bancos de genes, para poder dar a los científicos la información que necesitan para poder generar variedades que resistan los altos niveles de carbono u otros cambios derivados del cambio climático. La labor que ha realizado el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos (con la colaboración con 10 centros del CGIAR) para salvaguardar alrededor de 800,000 muestras de semilla de cultivos alimentarios en sitios como la Bóveda Global de Semilla de Svalvard es crucial, sostiene la autora del artículo, si queremos garantizar la seguridad alimentaria ante el cambio climático. Según Kyte, “Toda baja de producción ocasionada por los fenómenos climáticos extremos repercute en la vida de las personas que dependen de la agricultura”.

Representación artística del exterior e interior de la Bóveda Global de Semilla de Svalbard.
Ilustración: Global Crop Diversity Trust via Flickr

En su artículo destaca también el papel del Banco Mundial en el proceso. El Banco Mundial ayudó a establecer el CGIAR en 1971, y a la fecha sigue administrando su fondo. En su carácter de vicepresidenta y enviada especial aquella institución, y presidenta del Consejo del Fondo del CGIAR, Kyte ayuda a supervisar las decisiones que tienen que ver con el financiamiento para las organizaciones, así como con las iniciativas de adaptación al cambio climático, mitigación de sus efectos y financiamiento para todas las instituciones del Grupo del Banco Mundial. Kyte ha desempeñado también los cargos de vicepresidenta de desarrollo sostenible del Banco Mundial, así como vicepresidenta de servicios de asesoría empresarial y miembro del equipo directivo de la Corporación Internacional de Finanzas (IFC). Si quiere leer el artículo, haga clic aquí.