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Hagamos que los enemigos naturales del maíz trabajen para los agricultores del sur de Etiopía

Frédéric Baudron

Anne De Valenca (izq) y Yodit Kebede (der) identifican especies de artrópodos capturados en parcelas de maíz en el sur de Etiopía.  Foto: Frédéric Baudron
Anne De Valenca (izq) y Yodit Kebede (der) identifican especies de artrópodos capturados en parcelas de maíz en el sur de Etiopía.
Foto: Frédéric Baudron

El maíz es un cultivo alimentario básico en el sur de Etiopía. Sin embargo, las enormes pérdidas de rendimiento atribuidas a los barrenadores del tallo (Busseola fusca) están produciendo impactos negativos para los agricultores de la zona. La gran mayoría de los agricultores de pequeña escala no cuentan con recursos para comprar agroquímicos que los ayuden a controlar esta plaga; existe por tanto la necesidad de crear métodos opcionales de control. A los enemigos naturales —depredadores, como las arañas y los parasitoides— se les conoce como agentes de control de los barrenadores del tallo y otras plagas. Sin embargo, es necesario hacer más estudios para crear métodos económicos que estimulen la abundancia de los enemigos naturales en los paisajes agrícolas.

Los paisajes agrícolas del sur de Etiopía están formados por mosaicos de cultivos anuales (sobre todo maíz), cultivos perennes como el café, ensetes y khats, así como árboles nativos y arboledas de distintas especies, árboles dispersos y setos.

Foto: Frédéric Baudron
Un abeja parásita, enemigo natural de los barrenadores del tallo, capturada en un seto junto a una parcela de maíz.
Foto: Frédéric Baudron

Dado que las unidades de tierra dominadas por especies perennes son por definición elementos relativamente inamovibles de los paisajes agrícolas, se les conoce por ser los principales hábitats de numerosas especies. ¿Podrían entonces servir como reserva de enemigos naturales del barrenador del tallo? De ser así, ¿qué elementos perennes de los paisajes agrícolas del sur de Etiopía son las reservas predominantes de enemigos naturales? Por último, ¿existen configuraciones espaciales que puedan producir paisajes que eliminen las plagas?

Para contestar estas preguntas, Anne De Valenca, estudiante de maestría del Grupo de Ecología de Sistemas de Producción Agrícola de la Universidad de Wageningen, evaluó la diversidad y abundancia de artrópodos en campos de maíz, aumentando la distancia de los elementos perennes incluidos grupos de ensetes y khats, o diversos setos.

El estudio confirmó que los elementos perennes son importantes hábitats de una gran diversidad de artrópodos, más de 80 especies que incluyen enemigos naturales de los barrenadores del tallo, voladores y rastreros del orden de los himenópteros, entre ellos abejas y hormigas, así como coleópteros como la mariquita o catarina y varias especies de arácnidos. Se están realizando análisis de datos, pero los primeros resultados también indican que los setos que contienen plantas florales (como la lantana) hospedan proporcionalmente más enemigos naturales que otros elementos perennes de los paisajes agrícolas. Los resultados del estudio se utilizarán en la aplicación de modelos explícitos espacialmente para explorar configuraciones de paisajes que eliminen plagas y que, al mismo tiempo, reduzcan al máximo el espacio que ocupan cultivos no alimentarios.

El estudio fue realizado como parte de la investigación de doctorado de Yodit Kebede, un proyecto colaborativo de SIMLESA que patrocina el Centro Australiano de Investigación Agrícola Internacional y el proyecto Diversidad de los Agroecosistemas, Trayectorias y Ventajas y Desventajas de la Intensificación de los Sistemas de Producción de Cereales (ATTIC) que financia el Programa MAÍZ del CGIAR.