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El planeta bajo presión/un juego de números, pero ¿cuáles son los números que importan?

Por Susan MacMillan en ILRI (http://www.ilri.org/ilrinews/index.php/archives/8598)

La población de la Tierra el 26 de septiembre de 2004, el ultimo día del Foro Universal de las Culturas, donde se encontraba el contador y donde se tomó esta foto (imagen en Flickr, de Daniel Daranas, horitzons inesperats).

Sobre el tema “Sistemas de producción sustentables para la seguridad alimentaria”, la Dra. Marianne Bänziger, científica del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) del CGIAR, esta tarde dio una conferencia magistral en el congreso denominado “El planeta bajo presión”, en Londres.

Comenzó con cifras crudas: Para resolver los problemas de seguridad alimentaria de los próximos 50 años o más —expresó— tendremos que producir la misma cantidad de alimentos que la se ha consumido en toda la historia de la humanidad.

Las cosas no mejoraron después de esto

Podemos esperar aumentos en el precio de los alimentos —argumentó—, como aquellos de 2008 y 2010 en todo el mundo. La causa de aquellos aumentos fueron las bajas reservas; los precios de los alimentos se triplicaron; los precios de los alimentos nunca han vuelto a los niveles de 2006.

Gran parte de la situación cambiante en cuestión de alimentos —explicó Bänziger — se debe que, en los últimos tiempos, numerosas personas en los países en desarrollo tiempos han incorporado carne, leche y huevos a su dieta, antes basada principalmente en almidones. Sin embargo, mucha de la gente que tiene algún dinero extra por primera vez y puede adquirir alimentos de origen animal, consume todavía mucho menos de estos alimentos que la gente de los países ricos.

Los biocombustibles están complicando mucho más la situación: alrededor del 40% de la producción de maíz de los Estados Unidos ahora se destina a biocombustibles, que es más de lo que se produce para alimento animal.

El alza en el precio de los alimentos hace que la gente no pueda salir de la pobreza —recordó a sus oyentes. A medida que el precio de los alimentos se eleva y es cada vez más difícil pagar por ellos, la proporción de su consumo de productos alimentarios básicos aumenta. Si no actuamos, la inflación en el precio de los alimentos y la energía sobrepasarán el crecimiento de ingresos de los pobres, arrojándolos de nuevo a la pobreza.

Vivimos de recursos prestados

Lo que sube, baja: A medida que el precio de los fertilizantes sube, la rentabilidad y los rendimientos de los pequeños agricultores de los países en desarrollo bajan.

Alrededor de 300 millones de personas en la India y China sobreexplotan sus pozos de agua para producir sus cultivos. Estos recursos hídricos no se renuevan con la lluvia.

Es probable que se repitan los conflictos sociales; también lo es el aumento de la deforestación, la escasez de agua y la migración.

Aún estamos a tiempo de actuar

La ciencia nos ofrece opciones que pueden ayudar.

Podríamos reducir nuestro consumo de alimentos. ¿Cuántos de nosotros reciclamos y conservamos el agua? ¿Reducimos el desperdicio de comida? ¿Comemos menos carne? Estas acciones reducen la demanda. Aquellas personas que ahora están tratando de salir de la pobreza tienen derecho también a comer carne.

Por otro lado, podríamos incrementar nuestra producción de alimentos.

Entre más nos tardemos en invertir en ello, mayores serán los problemas que tendremos que enfrentar.

De entre las nuevas tecnologías para elevar la productividad, se están empleando agricultura de precisión y telefonía celular (para transacciones financieras, comprar y asegurar la cosecha).

No deberíamos cometer los mismos errores que en el pasado concentrándonos solo en elevar la productividad. Los agricultores también necesitan generar mayores ingresos, crear mayor capacidad de resistencia a las crisis, aplicar prácticas agronómicas sustentables y acceder a mercados y cadenas de valor eficaces.

Mantengamos los ojos bien abiertos

Acortar las diferencias en los rendimientos que obtienen los agricultores marginados no será suficiente —resaltó Bänziger. Los agricultores de las Llanuras Indogangéticas ahora siembran trigo para 700 millones de personas. No obstante, se pronostica que el inusitado aumento de temperatura en dicha región ocasionará mermas de 20–30% en los rendimientos en 2050.

Necesitamos explorar la biodiversidad de los cultivos que hasta ahora no ha sido totalmente aprovechada. Las variedades de maíz tolerantes a sequía han tenido éxito en el pasado. Estamos buscando tolerancia al calor en el trigo. ¿Se necesitarán transgénicos? Los desafíos son extremos y por tanto “necesitamos tener los ojos bien abiertos”.

Un callejón sin salida

Al cierre de la presentación de la Dra. Bänziger, un experto en demografía entre la audiencia le hizo lo que pretendía ser una pregunta retórica: ¿Por qué Bänziger había omitido toda referencia a reducir la población humana como el principal método para garantizar la seguridad alimentaria?

La respuesta de Bänziger fue inmediata y directa: No es el número de personas, que sigue creciendo, per sé el factor más importante de nuestros problemas en torno a la producción de alimentos —sostuvo. Es, más bien, el gran número de personas que están escapando de la pobreza absoluta, sobre todo en India, China y el Sur de Asia, y quienes están mejorando la calidad de su dieta, al incluir productos de origen animal y otros alimentos con elevado valor nutricional en su alimentación diaria.

La cuestión es que reducir el número de habitantes en el planeta no resolverá nuestros problemas de alimentación, ya que muchísimas de las personas que queden seguirán avanzando para escapar de la pobreza–una trayectoria a la que muchos de los delegados de esta conferencia están dedicando su vida profesional, a fin de encontrar soluciones.

Leer más acerca de la conferencia El planeta bajo presión:

ILRI News Blog: Planet under pressure / Livestock under the radar, 26 Mar 2012