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Detrás de la ciencia: Samuel Kilonzo

Al keniano Sam Kilonzo, el curso de “Mejoramiento y patología de trigo” le sirvió para estrechar una relación ya de por sí especial con el CIMMYT. Técnico investigador del KARI en Njoro, Kilonzo selecciona líneas para resistencia a Ug99, la nueva y agresiva variante de la roya del tallo.

Incluso antes de llegar a El Batán, Kilonzo estaba presente ya en espíritu. En 2009, el fotógrafo David Hansen de la Universidad de Minnesota viajó a Njoro y reunió una colección de fotos, que amablemente compartió con el CIMMYT. Hansen fotografió, entre otras personas, a Kilonzo, mientras éste trabajaba en el campo. Ahora, la imagen del joven científico aparece en uno de los enormes murales que decoran el edificio principal y sirven de introducción a las actividades del CIMMYT para los visitantes. “Me sentí muy honrado al ver que habían puesto mi foto en la pared—mi foto”, dijo. “Me siento muy honrado y esto me motiva a trabajar con más ganas.”

Cuando Kilonzo empezó a trabajar en Njoro como patólogo, hace 10 años, su principal actividad era seleccionar resistencia a la roya lineal (roya amarilla). En la estación se sembraban, cada año, los viveros internacionales de trigo del CIMMYT, como parte de un largo historial de colaboración. Este arreglo cambió radicalmente con la aparición de Ug99, que venció la resistencia de muchas de las variedades que normalmente se sembraban en numerosos países productores de trigo.

“En 2004, Ravi [Singh, científico distinguido y experto en royas del CIMMYT] nos mandó un pequeño vivero de variedades de trigo, y el Dr. Borlaug nos visitó en enero de 2005”, narra Kilonzo. “Empezamos a seleccionar y para fin de año estaba en marcha la Iniciativa Mundial de la Roya [ahora Iniciativa Borlaug para Combatir la Roya]. En 2005 seleccionamos 4,000 líneas y en 2010 llegamos a 32,000 procedentes de 20 países. Aproximadamente entre 15-17,000 son del CIMMYT y las demás son locales, de los programas nacionales. También participamos en mejoramiento alternado con el Centro, esto es, nos mandan a Kenia sus líneas F4 y F5 y luego los científicos del CIMMYT van allá para que juntos hagamos selección.”

“Tenemos una fuerte y sana relación con el CIMMYT, y sigue creciendo. Allá en Kenia hay un investigador del Centro— Sridhar Bhavani— y trabajamos con él.”

El trabajo diario de Kilonzo es variado: prepara libros de campo, siembra, hace inoculaciones, selecciona, cosecha, captura datos y hace encuestas en campos de agricultores. También está en busca de nuevos desafíos, ya que próximamente comenzará a evaluar plántulas en el invernadero, con Bhavani. “Podremos identificar razas nuevas de roya en el invernadero. Antes esto se hacía en Manitoba, pero ahora lo haremos en Kenia—esto hace interesante nuestro trabajo”, dice.

Cuando le preguntamos qué aprendió en el CIMMYT que lo ayude en su trabajo, Kilonzo tiene mucho que decir. “Los bloques de cruzamiento, emasculación y polinización, son algo que no hubiera aprendido por mí mismo. Además de mi trabajo como patólogo, también puedo ayudar a los mejoradores. Ponemos barreras [entre disciplinas], pero ahora, después de estar aquí, creo que las barreras irán desapareciendo.”

“Otra cosa es el trabajo en equipo. Obregón es un lugar muy grande y cada grupo tiene una forma de trabajar, según las metas que se hayan trazado. Algo que aprendí es que hacer las cosas bien y a tiempo es muy importante. Casi todo tiene que hacerse con precisión, para no cometer muchos errores. En Obregón se manejan hasta 60,000 líneas, sin un solo error. Aprendí a organizarme mejor y también que hay cosas que debo hacer yo mismo, que no siempre hay que delegar todo.”