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Delegados del CIMMYT50 abordan los obstáculos que impiden lograr la seguridad alimentaria mundial

Desde el campo hasta el laboratorio, las nuevas tecnologías juegan un papel importante en los esfuerzos internacionales por generar semilla y sistemas de producción que ayuden a lograr la seguridad alimentaria.

Neal Gutterson, vice president of research at DuPont Pioneer, delivers a presentation on Crispr-Cas at CIMMYT's 50th anniversary conference. CIMMYT/Alfonso Cortes
Neal Gutterson, vicepresidente de investigación de DuPont Pioneer, da una presentación sobre CRISPR-Cas en la conferencia del 50 aniversario del CIMMYT. CIMMYT/Sam Storr

CIUDAD DE MÉXICO (CIMMYT)—Desde el campo hasta el laboratorio, las nuevas tecnologías juegan un papel importante en los esfuerzos internacionales por generar semilla y sistemas de producción que ayuden a lograr la seguridad alimentaria; sin embargo, las innovaciones científicas tienen que darse a la par que los avances en la nutrición, la capacitación y la opinión pública, dijeron los delegados que asistieron a la conferencia del 50 aniversario del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) celebrada en la Ciudad de México.

Los retos son enormes, pues hay al menos 900 millones personas que no tienen suficiente que comer y se estima que la población mundial aumentará 2000 millones para 2050. Los científicos luchan contra el cambio climático, que provoca sistemas climáticos erráticos y el calentamiento global, y se proyecta que por cada grado Celsius que la temperatura promedio mundial aumente, los rendimientos de trigo disminuirán 6%.

Incluso periodos cortos de calor extremo podrían afectar negativamente el desarrollo de semilla sana y, en consecuencia, el rendimiento de los cereales, señaló Matthew Reynolds, fisiólogo de trigo del CIMMYT, en una entrevista durante la conferencia.

“Algunos modelos estiman que para finales del siglo 21, en vez de ocurrir una vez cada 20 años, el día de peor calor sucederá una vez cada 10 años, o que incluso ocurrirá cada año o cada dos años en muchas regiones”, continúa Reynolds, cuyo trabajo incluye explorar los recursos genéticos del trigo para encontrar nuevas fuentes de tolerancia al calor y la sequía. “La producción mundial de cereales está aumentando, pero los índices de aumento de los rendimientos no son suficientes para satisfacer la demanda a futuro, incluso sin considerar el cambio climático, y, por tanto, tenemos que prepararnos para lo peor, si queremos evitar que haya una hambruna generalizada”.

Reynolds trabaja con la fisióloga Gemma Molero para generar ideotipos de plantas con alto potencial de rendimiento y tolerancia al calor y la sequía. Molero diseñó una herramienta para evaluar la fotosíntesis de la espiga del trigo y su impacto en el llenado de grano, hasta ahora un aspecto poco conocido que podría aumentar los rendimientos. Molero trabaja con Bayer Crop Science en la identificación de nuevas posibilidades en el mejoramiento de trigo.

Se proyecta que la demanda mundial de cereales alcanzará los 3000 millones de toneladas para 2050 ―940 millones de toneladas más que los rendimientos obtenidos entre 2005 y 2007― y que la mayor parte de esa demanda provendrá de los países en desarrollo. Ese cambio en la demanda ocasionará aumentos de precio significativos de más del 50% en el maíz y de 25 a 50% en otros cultivos, incluso sin el cambio climático. Si se toma en cuenta el cambio climático, los precios podrían aumentar de 60 a 97% para 2050.

Aunque son tema de debate, los cultivos genéticamente modificados (GM) constituyen una opción para aumentar los rendimientos y no se ha comprobado que su consumo sea perjudicial, señaló Matin Qaim, profesor de economía alimentaria y desarrollo rural internacional de la Universidad de Gottingen en Alemania, durante su intervención. En el mundo en desarrollo, los GM ayudan a los agricultores a obtener rendimientos más de un 20% mayores que los cultivos mejorados con métodos convencionales y generan casi un 70% más de ingresos, según Qaim.

“Los agricultores de los países en desarrollo se benefician más de los cultivos genéticamente modificados que los agricultores de otros países, porque están más expuestos a plagas y enfermedades”, agregó Qaim. “También se benefician más porque la mayoría de las tecnologías GM no están patentadas, lo cual significa que el costo de la semilla es menor en los países en desarrollo.”

Neal Gutterson, vicepresidente de investigación y desarrollo de DuPont Pioneer y miembro del Consejo Directivo del CIMMYT, describió los objetivos de una nueva colaboración entre DuPont y el CIMMYT dirigida a generar cultivos resistentes a la devastadora necrosis letal del maíz en África utilizando CRISPR-Cas, un método que permite la “edición” precisa de genes.

“La moderna tecnología CRISPR-Cas es más eficiente y específica para la fitotecnia”, enfatizó Gutterson. “Permite crear soluciones agrícolas específicas para superar los verdaderos problemas que los agricultores de todo el mundo enfrentan para poder producir cultivos sanos.”

José Falck-Zepeda, investigador sénior del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, dijo que aunque la tecnología innovadora es de vital importancia, solo se obtendrán buenos resultados si implementamos iniciativas de desarrollo desde un enfoque más amplio de “sistemas integrales”. Actualmente, la ciencia en el sistema alimentario se construye en torno a principios y objetivos restringidos, agregó. Abordar el tema del género y otros asuntos de equidad es el punto de partida del cambio tecnológico.

El proyecto Maíz que hace uso más eficiente del agua para África (WEMA) del CIMMYT es un ejemplo del método de sistemas integrales, señaló Denis Kyetere, director ejecutivo de la Fundación Africana de Tecnología Agrícola. Mediante WEMA, el CIMMYT, Monsanto y programas nacionales de investigación agrícola en África están generando variedades de maíz utilizando mejoramiento convencional y biotecnología.

Finalmente, la semilla del programa será comercializada, exenta de regalías, entre los pequeños productores de África subsahariana a través de compañías semilleras africanas, con lo cual los beneficios de esta tecnología estarán al alcance de todos, anunció Kyetere; agregó que las alianzas público-privadas son la clave. Se necesita un sistema alimentario mundial basado en conocimientos y encaminado a lograr la equidad, recalcó.

“El uso del modelo de alianzas público-privadas en el desarrollo y difusión de tecnologías a lo largo de toda la cadena de valor es algo esencial para poder mejorar la seguridad alimentaria y reducir la pobreza en África”, aseveró Kyetere, y dijo además que los colaboradores deben compartir los riesgos y las responsabilidades para lograr esa meta en común.

Julie Miller Jones, profesora emérita de nutrición de la Universidad St. Catherine en St. Paul, Minnesota, EUA, censuró a los autores y personalidades de los medios que aconsejan a la gran mayoría de la población que consuma una dieta libre de trigo, aunque no padezca celiaquía ni sea alérgica al trigo. También hizo énfasis en el papel fundamental que tienen los cereales en una dieta sana, y, en particular, los beneficios para la salud del grano entero.

“Tenemos que dejar de enfocarnos en las dietas; nosotros somos el problema. Consumimos demasiadas calorías”, enfatizó, dirigiéndose a los delegados.

La dieta “libre de gluten” está generando grandes ingresos a la industria alimentaria. Sus ventas han crecido 63% desde 2012, y cerca de 4,600 productos “libres de gluten” fueron introducidos en el mercado en 2014, según datos publicados en enero de 2015 en la revista Consumer Reports.

Catherine Bertini, receptora del Premio Mundial de Alimentación 2003 y exjefa del Programa Mundial de Alimentación de las Naciones Unidas, sostiene firmemente que la nutrición debe tener un papel preponderante en el proceso de mejoramiento. “Que tu alimento sea tu medicina”, dijo Bertini, actualmente profesora de la Universidad de Siracusa.

El agricultor Andrés H. Vinicio Montiel Ibarra, líder de una asociación de agricultores que trabaja con el proyecto Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro), en nombre de la asociación recibió el Premio a la Seguridad Alimentaria y la Sustentabilidad que otorgan Cargill y el CIMMYT.

“Los productores agrícolas tendrán que innovar”, expresó Montiel Ibarra. “Necesitamos vencer nuestra resistencia al cambio.”

Para hacer cambios hay que mantener una comunicación eficaz, incluyendo la cobertura de conceptos científicos complejos, aunque los argumentos basados en hechos raramente son suficientes, señaló Tamar Haspel, columnista culinaria del diario The Washington Post.

“Siempre buscamos fuentes de información que comparten nuestros valores y confirman nuestros puntos de vista”, agregó Haspel. “Y siempre encontramos formas innovadoras de rechazar aquellos “hechos” con los que no estamos de acuerdo —si los hechos no nos convencen, ¿cómo vamos a difundir la ciencia?”

Reporte de Bianca Beks, Jennifer Johnson, Mike Listman, Katie Lutz, Matthew O’Leary, Katelyn Roett y Sam Storr.