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Compartir los resultados del proyecto “Descubriendo la diversidad genética de las semillas”

Los encargados de establecer los mecanismos para distribuir la información y el germoplasma de la iniciativa “Descubriendo la diversidad genética de las semillas” tendrán que tener muy presentes los beneficios para los mexicanos y otros colaboradores y usuarios, según indicó Carolina Roa, jefa de la unidad de propiedad intellectual del CIMMYT. Junto con Peter Wenzl y Tom Payne, Roa organizó y lideró un taller celebrado en El Batán, los días 3 y 4 de marzo pasado, al que asistieron 28 expertos mexicanos y de otras nacionalidades, con el fin de considerer las distintas formas de garantizar un acceso equitativo a los resultados de dicha iniciativa.

“Entre los temas que consideramos están normas y principios pertinentes y equitativos para acceder a los insumos y resultados, incentivos para compartirlos y facilidad de implementación”, dice Roa. “Sabemos que habrá una gran diversidad de colaboradores y usuarios potenciales, como por ejemplo, un nuevo centro nacional de recursos genéticos en el estado de Jalisco, México, o una empresa grande localizada en Suiza”. Caracterizó el taller como un evento donde se recogieron opiniones y se plantearon muchas ideas. “Fue un ejercicio que nos permitió conocer las posiciones de nuestros futuros colaboradores y explorar las posibles respuestas de la iniciativa a las necesidades e intereses expuestos. Todos mostraron gran entusiasmo al dar sus opiniones acerca de los términos y condiciones de la participación”.

Una posibilidad es que los usuarios y colaboradores de la iniciativa firmen un convenio en el que se comprometen a respetar los lineamientos que finalmente se creen. En este convenio se estipulará que ni los colaboradores que contribuyen a la generación de los productos de la iniciativa, ni los usuarios tratarán de restringir la utilización de la semilla original y la información generada, aunque sí podrán controlar, en forma de propiedad intelectual, los productos que generen a partir de la información y la semilla que reciban. “Lo que queremos es poder estar al tanto de lo que sucede”. En vez de un sistema costoso para monitorear la utilización del germoplasma y sancionar los posibles abusos, Roa piensa que se creará un sistema colectivo y autoregulador. “No obstante, sí incluiremos disposiciones que permitan tomar acción legal cuando sea necesario” dijo. Durante el taller se sugirió también que los beneficiarios deberían hacer aportaciones económicas a la iniciativa y a las personas o entidades que proporcionaron el germoplasma original. Esta iniciativa, que forma parte del proyecto financiado por SAGARPA y coordinado por el CIMMYT, “Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional” (MasAgro), tiene por objeto caracterizar la biodiversidad mundial del maíz y del trigo haciendo un inventario completo de la composición genética de las colecciones de semilla y evaluando las características agronómicas clave de las accesiones prioritarias. Según Roa, un tema de mucho interés para los participantes mexicanos fue cómo compartir los beneficios que los usuarios podrían derivar de los resultados de la iniciativa, no solo con los investigadores, sino también con los agricultores que proporcionaron buena parte de los recursos genéticos que se analizarán. “Tenemos que reunirnos con nuestros asociados mexicanos para abordar estos y otros temas”, dice Roa. También hace hincapié en que la iniciativa “…no es un ejercicio de conservación ––más bien se trata de cómo las personas pueden utilizar estos materiales”.

Entre las actividades sugeridas en el taller, se incluyen la publicación y distribución de las memorias del taller y la celebración de otra reunión para presentar y posiblemente refinar los modelos que se aplicarán al distribuir los resultados de esta iniciativa.