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Biofortificación para combatir el “hambre oculta” en Zimbabwe

La buena ciencia puede hacer una enorme diferencia al enriquecer cultivos básicos como el maíz con provitamina A y proporcionar alimentos más nutritivos a las familias.

CIMMYT and partners recently held a seed fair in Mutoko, Zimbabwe to validate CIMMYT’s drought-tolerant and nutritious seed varieties. Above, smallholder farmers showcase their indigenous seeds as part of an information and technology exchange among various stakeholders. Photo: J. Siamachira/CIMMYT
El CIMMYT y sus colaboradores recientemente llevaron a cabo una feria de semilla en Mutoko, Zimbabwe, a fin de evaluar las variedades tolerantes a sequía y nutritivas del CIMMYT. Arriba, pequeños productores exhiben su semilla criolla como parte del intercambio de información y tecnología entre varios interesados. Foto: Johnson Siamachira/CIMMYT

HARARE, Zimbabwe (CIMMYT)—Cada año, la deficiencia de vitamina A provoca ceguera a entre 250,000 y 500,000 jóvenes vulnerables y desnutridos en todo el mundo. La mitad de éstos muere, según la Organización Mundial de la Salud. La meta de erradicar por completo la deficiencia de vitamina A —sobre todo en África y el Sureste de Asia— sigue siendo un gran reto.

“Hay bastantes pruebas de que la deficiencia de vitamina A afecta al sistema inmunológico y hasta llega a tener algún impacto en el desarrollo del cerebro”, afirmó Thokozile Ndhlela, mejoradora de maíz del CIMMYT en el sur de África, al dirigirse a 1,400 personas en la feria de semilla celebrada en los distritos de Mutoko y Murewa de la provincia oriental de Mashonaland en Zimbabwe.

“Pero la buena ciencia puede hacer una enorme diferencia al enriquecer cultivos básicos como el maíz con provitamina A y proporcionar alimentos más nutritivos a las familias que practican la agricultura de subsistencia”, explicó Ndhlela a la audiencia formada por pequeños agricultores, representantes de compañías semilleras privadas, organizaciones no gubernamentales, líderes tradicionales, miembros del parlamento y funcionarios gubernamentales.

En Zimbabwe, casi uno de cada cinco niños de menos de cinco años padecen deficiencia de vitamina A. Aunque la vitamina A se puede obtener de diversas fuentes, como frutos de color amarillo, naranja y rojo, legumbres de hojas verdes oscuras, o productos de origen animal como la leche, los huevos, el hígado y el queso, éstos suelen ser muy costosos o no se consiguen en las zonas rurales de Zimbabwe, donde habita el 70% de la población.

Como parte de los esfuerzos para solucionar este problema de nutrición, los programas de investigación del CIMMYT y HarvestPlus del CGIAR trabajan con investigadores zimbabwenses en la generación de variedades de maíz con alto contenido de betacaroteno.

“El betacaroteno, que el organismo convierte en vitamina A, se encuentra de manera natural en el maíz”, refirió Ndhlela. El maíz que es rico en betacaroteno es de color naranja.

Desde 2002, el CIMMYT y el CGIAR han estado trabajando en la biofortificación para aumentar el contenido de micronutrientes en el maíz en apoyo a la estrategia de biofortificación implementada por el gobierno de Zimbabwe en noviembre de 2015 mediante una iniciativa agrícola coordinada por los agricultores.

A las variedades mejoradas de maíz color naranja se les han agregado algunas características importantes, como alto potencial de rendimiento, resistencia a enfermedades y tolerancia a la sequía, las cuales reducen la vulnerabilidad de los agricultores a los efectos de la sequía y otros factores adversos, como el calor. Esta es una estrategia prometedora para aumentar la disponibilidad de vitaminas y minerales para las personas en cuya dieta predominan los alimentos básicos bajos en micronutrientes.

Grace Mhano, director of Afriseed Seed Company of Malawi. Her company is one of the institutions promoting provitamin A orange maize under the Malawi Improved Seed Systems and Technologies (MISST) project. Photo: J. Siamachira/CIMMYT
Grace Mhano, directora de Afriseed Seed Company de Malawi. Su compañía es una de las que promueve el maíz naranja con provitamina A como parte del proyecto Sistemas y Tecnologías de Semilla Mejorada en Malawi (MISST). Foto: Johnson Siamachira/CIMMYT

El maíz naranja —cuando se come como sadza, una preparación parecida a una papilla en Zimbabwe— aporta la mitad del promedio diario de vitamina A que requieren las mujeres y los niños. Este maíz se mejora específicamente para consumo humano, en contraste con el maíz amarillo, que se utiliza principalmente para alimentar animales.

“Nuestro enfoque es el hambre oculta, causada por la insuficiencia de minerales y vitaminas en la dieta —que es el principal problema que enfrenta Zimbabwe hoy en día”, señala Tendayi Mutimukuru-Maravanyika, coordinador nacional de HarvestPlus en Zimbabwe.

El CIMMYT, junto con HarvestPlus, el Departamento de Investigación y Servicios Especializados de Zimbabwe y otros colaboradores, liberaron la variedad de maíz ZS242 en Zimbabwe, y planean liberar otros tres híbridos en el país a finales de octubre de 2016. A nivel regional, se han liberado seis variedades en Zambia y cuatro en Malawi.

Las familias campesinas se han beneficiado del maíz naranja en 13 distritos: Mutare, Makoni, Mutasa, Monte Darwin, Guruve, Shurugwi, Gokwe Sur, Kwekwe, Mutoko, Murewa, Zaka, Bikita y Marondera. La idea es intensificar la producción y el consumo de estos cultivos a nivel nacional mediante la colaboración del sector privado. En el ciclo de cultivo 2015-2016, se distribuyeron 73 toneladas de semilla de maíz naranja en ocho distritos, lo cual benefició a cerca de 30,000 familias campesinas. El CIMMYT estableció parcelas de demostración en cinco de los 13 distritos y realizó ferias de semilla en dos.

Se organizan demostraciones y días de campo en varios distritos a fin de crear conciencia, mostrar buenas prácticas agronómicas y enseñar a los agricultores cómo producir el cultivo. “Capacitamos también a nuestros colaboradores para asegurarnos de que el producto llegue al consumidor, que es el beneficiario final, y que contribuya a su salud”, dijo Lister Katsvairo, coordinador regional de HarvestPlus en el sur de África.

Debido a la preferencia general por el maíz blanco, lograr la aceptación de la variedad de maíz naranja sigue siendo un problema que con frecuencia se resuelve cuando los consumidores lo prueban, según Katsvairo. Los consumidores prefieren la variedad naranja en cuanto entienden los beneficios que les aporta la vitamina A. Además, la gente cree que los maíces amarillo y naranja son iguales, pero difieren en sabor y color. “Ambos tienen el mismo valor nutricional, pero el maíz naranja contiene más vitamina A que el maíz amarillo”, explicó Katsvairo.

Douglas Makuvire, funcionario de extensión agrícola del distrito de Murewa, afirma que la mayoría de los niños en su área padecen deficiencia de vitamina A, refiriéndose al temor de los consumidores de comer maíz naranja como resultado de experiencias negativas que tuvieron en el pasado con el maíz amarillo, pero dijo que su trabajo incluye lograr que la gente se entere de los beneficios nutricionales.

Donald Kure, pequeño agricultor de Murewa de 62 años, narró que había tenido una mala experiencia con el maíz amarillo durante la devastadora sequía de 1992, cuando el gobierno alimentó a millones de personas con él para evitar una hambruna masiva. “Su sabor era horrible”, recuerda. Aunque Kure tiene dudas respecto al maíz naranja, mantiene su optimismo. “Quizá esta variedad de maíz naranja sea diferente”, dijo después de probar sadza preparada con harina de maíz naranja en el día de campo.

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