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Bangladesh y el CIMMYT: Décadas de colaboración, compromiso y logros

El trabajo que ha hecho el CIMMYT con investigadores, extensionistas agrícolas, formuladores de políticas y agricultores en Bangladesh durante casi cuatro décadas, ha ayudado a establecer el maíz y el trigo entre los principales cultivos de cereales del país, ha hecho posible el aumento de la productividad y sustentabilidad de la agricultura, ha aumentado la seguridad alimentaria y la generación de ingresos, y ha merecido elogios por parte de los resposables de tomar decisiones en materia de agricultura a nivel nacional, según un informe que publicó recientemente el CIMMYT.

“El CIMMYT es uno de los principales centros del CGIAR que colabora en Bangladesh desde principios de la década de 1970…cuando comenzó una labor multi-dimensional en el mejoramiento de variedades, prácticas agronómicas mejoradas, preservación de recursos naturales y capacitación de recursos humanos”, señala el Dr. Md. Nur-E-Elahi, Director General del Instituto de Investigación sobre el Arroz (Bangladesh Rice Research Institute), quien cita las contribuciones del CIMMYT al desarrollo de variedades de maíz y trigo de alto rendimiento, sistemas trigo-arroz y maíz-arroz, capacitación para toda la familia, mecanización de la agricultura a pequeña escala para la agricultura de conservación, y triticale como forraje. El triticale es un híbrido resultado de la cruza de trigo-centeno. “Las contribuciones del CIMMYT a la investigación y el desarrollo agrícolas en Bangladesh son muy reconocidas.”

Con un promedio de más de 1,000 habitantes por kilómetro cuadrado, Bangladesh es uno de los países más densamente poblados del mundo, y casi dos tercios de su población se dedican a la agricultura. Este país sirvió como fuente para estudio sobre el futuro de la agricultura en los países en desarrollo: como resultado de rotaciones intensivas, cada centímetro cuadrado de tierra arable se utiliza 1.8 veces al año, y los recursos se utilizan al máximo, excediendo lo que normalmente ese considera “sustentable”. Un informe reciente de las actividades del CIMMYT en Bangladesh aporta un interesante recuento de cómo, mediante amplias asociaciones colaborativas y continua investigación para los agricultores, un centro internacional dedicado a la investigación agrícola ayuda a mejorar la vida de los agricultores y los consumidores.

El trabajo en común redunda en alimentos y beneficios extra
“Los pasados 25 años de trabajo de un pequeño equipo de trabajo del CIMMYT con sus colegas de los programas nacionales de Bangladesh han generado mejoras en la generación de ingresos, la seguridad alimentaria, la nutrición humana y el bienestar”, según el agrónomo Stephen Waddington, quien trabajó en el CIMMYT en Bangladesh de 2005 a 2007. “Esto lo advierten fácilmente quienes vienen a Bangladesh, donde numerosas personas que en otros tiempos no contaban con recursos hoy desayunan chapatis, beben leche de vacas alimentadas con triticale en la comida, comen pollo alimentado con maíz, huevos, o pescado en la cena.”

Bangladesh surgió en el mapa de los principales países productores de trigo en la década de 1980, según Waddington. “El trigo se convirtió en el segundo cereal más importante después del arroz, contribuyendo así a la seguridad alimentaria y la nutrición humana, y mejorando la vida de los agricultores y los consumidores urbanos sin recursos”, agrega. “Diecinueve de las 24 variedades de trigo liberadas en Bangladesh contienen líneas del CIMMYT en su genealogía.” Gran parte de la investigación sobre prácticas agronómicas y edafológicas para el trigo se llevó a cabo conjuntamente con los programas del Centro de Investigación sobre Trigo de Bangladesh (WRC) y del CIMMYT.

Con el cambio climático, llegan el maíz y otros cultivos opcionales
Tras desempeñar un papel crucial en la agricultura de Bangladesh, la producción de trigo ha descendido en años recientes, debido principalmente a los aumentos de temperatura que a la vez han impedido el llenado de grano y generado enfermedades. El maíz sin embargo se está volviendo popular, en parte en respuesta a la creciente demanda del sector avícola. “El año pasado los agricultores cosecharon 1.3 millones de toneladas de maíz y la producción y el interés están aumetando”, señala Enamul Haque, Funcionario Sénior de Programa del CIMMYT-Bangladesh. “El maíz se adapta bien al clima, los suelos y los sistemas de producción intensiva de Bangladesh.”

De nueva cuenta, el CIMMYT ha sido de gran ayuda, proporcionando líneas de maíz adaptadas a las condiciones locales, ofreciendo conocimientos y experiencia en el mejoramiento de maíz basao en híbridos e investigación sobre prácticas agronómicas, ayudando a promover el diálogo sobre políticas que favorezcan e impulsen la productividad y el ingreso a los mercados competitivos. “Seis de los siete híbridos liberados por el Instituto de Investigación Agrícola de Bangladesh (Bangladesh Agricultural Research Institute) en años recientes contienen líneas de maíz del CIMMYT, y las empresas dedicadas al fitomejoramiento que están surgiendo hacen un uso significativo del maíz que el Centro genera”, dice Haque.

Finalmente, en los últimos años, el triticale se ha convertido en una fuente de forraje verde de alta calidad para los pequeños productores lecheros durante la temporada fría y seca de invierno. “Como forraje de doble uso y como grano, el triticale produce de 7 a 12 toneladas por hectárea de forraje verde y dos toneladas por hectárea de grano que se utiliza para alimentar aves, o para chapati”, según Haque. Todas las variedades de triticale que se siembran en Bangladesh provienen del CIMMYT.

Mecanización y prácticas de conservación de recursos
Más o menos desde la pasada década, ha aumentado la mecanización en la agricultura de Bangladesh, ya que 8 de 10 agricultores emplean tractores monocultores o de dos ruedas, que están mejor adaptados para sus pequeños y dispersos terrenos que aquellos de cuatro ruedas. Desde 1995, Haque trabajado con el WRC y organismos locales en la promoción de una variada serie de implementos que permiten sembrar con menos labranza y son más efectivos. Un objetivo clave ha sido facilitar a los agricultores la siembra de trigo u otros cultivos directamente después de la cosecha del arroz en un solo día, y no después de dos semanas de trabajo agotador y excesivo consumo de combustible para arar el terreno. Con esto ellos ahorran dinero y el nuevo cultivo madura antes de la temporada de calor del monzón que marchita el grano.

“A la fecha son miles los agricultores que han adoptado un implemento tirado por tractores monocultores que abren el suelo, siembran y cubren la semilla en un solo pase”, informa Haque. “Esto reduce los periodos entre cultivos en un 50%, se ahorra entre 15 y 20% en costos, 30% en agua de riego y 25% en semilla, y mejora la eficiencia del fertilizante; además de esto, los rendimientos de trigo aumentan 20%.” Los dueños de implementos de siembra de un solo pase a menudo ofrecen a otros su servicios, con lo que ganan de 1,000 a 2,000 dólares estadounidenses al año y ayudan a que otros agricultores, de 20 a 100, obtengan los beneficios arriba descritos. Además, el implemento y las prácticas de labranza reducida ayudan a resolver el problema de escasez de mano de obra que restringe las operaciones agrícolas en épocas de gran demanda, y constituyen una buena oportunidad para los fabricantes o los talleres de repación de maquinaria.

En el futuro, personal del CIMMYT está evaluando y promoviendo entre los investigadores y los agricultores el uso de camas permanentes, camas elevadas y retención de rastrojo, para incrementar los rendimientos hasta en 50% en secuencias de cultivo intensivo de trigo-maíz-arroz. Las próximas actividades del CIMMYT-Bangladesh estarán destinadas también a fortalecer los programas de mejoramiento de maíz y trigo, la investigación sobre los sistemas agrícolas y las prácticas de conservación de recursos, así como el uso del maíz para consumo humano, forraje y alimento animal. “Nos gustaría también tener más capacitación, aprender sobre la salud y la nutrición del suelo, y difundir tecnologías útiles entre agricultores y agentes de extensión”, expresa Haque, “pero mucho esto depende los recursos de que podamos disponer.”

Asociaciones a gran escala, la clave para lograr buenos resultados, en el pasado y en el futuro
“El CIMMYT ha trabajado con programas nacionales, ONG, el sector privado, donadores, agricultores y planificadores de políticas”, comenta Md. Harun-ur-Rashid, Presdiente Ejecutivo, Consejo de Investigación Agrícola de Bangladesh y Director General, Instituto Nacional de Investigación Agrícola. “Estos programas conjuntos han acumulado una impresionante lista de logros y beneficios.”

Además de los colaboradores que se citan en párrafos anteriores, el CIMMYT ha trabajado también con universidades agrícolas en Bangladesh, con el Departamento de Extensión Agrícola (Department of Agricultural Extension), el Instituto de Investigación Pecuaria, con el Instituto de Desarrollo de Recursos del Suelo (Soil Resource Development Institute), el Comité de Progreso Rural (Bangladesh Rural Advancement Committee (BRAC), Bangladesh Chashi Kollan Samity, el Instituto de Agricultura Nuclear (Bangladesh Institute of Nuclear Agriculture), Deoel Agro Industries Complex Ltd. y la Fábrica de Maquinaria Mahbub (Mahbub Engineering Workshop Jamalpur) en Mahbub. El IRRI; ILRI; ICRISAT; IFDC; FAO; la Universidad Murdoch, ACIAR y CSIRO, en Australia; Universidad de Cornell, Universidad Texas A&M, Winrock International y la Fundación Helen Keller, USDA, en los Estados Unidos de Norteamérica.

Para mayor información, diríjase a: Enamul Haque, Gerente de Programa Sénior, CIMMYT-Bangladesh (e.haque@cgiar.org)

Habilitar a los científicos y a las familias campesinas
Más de 140 científicos y agentes de extensión bangladesíes que trabajan con trigo y maíz han participado en los cursos del CIMMYT-México o han sido científicos visitantes que se especializan en áreas de fitomejoramiento, agronomía, patología, tecnología de cereales, manejo de estaciones expeimentales, producción de semilla, economía, estrés por calor y prácticas de conservación de recursos. Asimismo, docenas de científicos de Bangladesh han asistido a congresos o talleres interancionales organizados por el CIMMYT y sus colaboradores. Por último, las actividades conjuntas en investigación sobre manejo de cultivos, suelo y agua en los pasados 20 años han redituado en conocimientos y experiencia en Bangladesh.
Mucho más a menudo de lo que podría pensarse, mujeres y niños contribuyen de manera sustancial a las actividades del campo, y es por eso que el CIMMYT y el Centro de Investigación sobre Trigo (WRC) crearon y perfeccionaron un método de capacitación para toda la familia que ha impulsado la adopción de prácticas agronómicas mejoradas. “Hemos llegado a más de 27,000 productores, hombres y mujeres, de maíz y trigo, y alrededor de 700 productores de lácteos a pequeña escala”, informa Anton Prokash Adhikari, Administrador del CIMMYT Bangladesh. Estudios de seguimiento en 1996 entre un subgrupo seleccionado al azar de familias que recibieron capacitación mostraron que la adopción de prácticas mejoradas había sido de entre 90 y 100%. Después de recibir capacitación, los productores de maíz adoptaron una serie de prácticas de producción mejoradas, aumentar la superficie de siembra y los rendimientos del grano aumentaron en 0.8 toneladas por hectárea. “Esta clase de capacitación ha elevado la calidad de la agricultura en Bangladesh”, recalca Adhikari.