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Un cambio cultural desde el campo hondureño

Para muchas mujeres y niñas en Latinoamérica el acceso al conocimiento científico es limitado. Iniciativas como AgriLAC Resiliente impulsan el esfuerzo de organizaciones y personas que apuestan por un cambio cultural desde la innovación agrícola.

Judith Pineda en actividades de asesoría agrícola en campo. (Foto: Judith Pineda)
Judith Pineda en actividades de asesoría agrícola en campo. (Foto: Judith Pineda)

“La importancia de compartir el conocimiento científico con las mujeres en comunidades como Copán Ruinas radica en la necesidad de superar las barreras que enfrentan en el acceso a la formación universitaria y al conocimiento diversificado, especialmente en sectores históricamente liderados por hombres. Estas mujeres, debido a limitaciones en oportunidades educativas, a menudo se ven excluidas de ámbitos donde la presencia masculina ha sido dominante”, comenta Judith Pineda.

Judith es ingeniera agrónoma, se ha desempeñado en diferentes proyectos del área agrícola enfocados en temas de cambio climático, agricultura de conservación, agricultura orgánica, así como el enfoque de género y la promoción de los derechos humanos. Actualmente colabora con la Comisión de Acción Social Menonita (CASM) que, en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, promueve la agricultura sustentable como parte del InnovaHub Occidente de Honduras.

Como parte del equipo técnico de esta iniciativa del CGIAR —que es puesta en marcha por centros de investigación internacional como CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT— Judith considera que el conocimiento científico, “transmitido mediante el modelo de los InnovaHubs, permite generar nuevas o mejores alternativas de producción para un desarrollo sostenible de la comunidades y familias del Occidente de Honduras”.

Para AgriLAC Resiliente el papel del equipo técnico, del cual forma parte Judith, es esencial para transmitir el conocimiento científico en comunidades donde, en general, prevalecen circunstancias que limitan el acceso a la educación superior. En este sentido, los InnovaHubs —cuya metodología fue desarrollada por CIMMYT y sus colaboradores mediante diversas iniciativas en México— facilitan esta transmisión y diálogo de conocimientos.

Yo decidí estudiar esta carrera (ingeniería agronómica) para aportar al trabajo que realizaba mi papá en campo. Mi familia estaba compuesta por cinco hermanas, mi mamá y mi papá. En ese momento consideré que estudiando esta carrera podría compensarle a mi papá la ayuda que necesitaba. Yo era la única que me involucraba en temas de la agricultura y la ganadería. Esto fue lo que me impulsó porque sí hubo detractores, entre ellos se podría mencionar los chistes o comentarios despectivos e incómodos por el hecho de ser mujer”, relata Judith sobre su formación universitaria.

Así, para Judith, iniciativas como AgriLAC Resiliente “no solo se abren oportunidades individuales, sino que se sientan las bases para un cambio cultural y comunitario más amplio, que a su vez fortalece el sector agrícola y aprovecha todo el potencial de cada miembro, independientemente de su género”.

“Así que, puedo concluir, que al compartir el conocimiento científico con las mujeres de estas comunidades no solo es un acto de justicia social, sino también una inversión en el desarrollo sostenible y la prosperidad de la comunidad en su conjunto”, menciona Judith quien, dirigiéndose a las niñas y a las jóvenes de Honduras, enfatiza en que estas deben “confiar en su potencial y no temer a desafiar las expectativas de género. Creo fielmente que las mujeres contamos con habilidades y capacidades que nos permiten lograr cosas increíbles si nos lo proponemos, por eso, las invitaría a cultivar una red de apoyo, para enfrentar desafíos y avanzar en sus metas profesionales”.