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Pionero de la cebada sustentable

En su zona la cebada no es cultivo común, tampoco lo es trabajar con agricultura de conservación. Este productor que participa en Cultivando un México Mejor, de HEINEKEN México y el CIMMYT, se ha convertido en un pionero del cultivo de cebada con prácticas sustentables.

Parcela participante en el proyecto de Heineken México y el CIMMYT, en Guanajuato, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Parcela participante en el proyecto de Heineken México y el CIMMYT, en Guanajuato, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Desde que heredó el rancho de su familia, Carlos Humberto se dedica de lleno a la agricultura. Los desafíos a los que se ha tenido que enfrentar, sin embargo, son numerosos: se requiere aumentar la producción y llegar al mercado cuando el precio del producto es favorable; adicionalmente, comenta, la falta de agua para regar todo el terreno, el precio de los insumos que va en aumento y las dificultades para establecer contratos justos son limitantes para su actividad como agricultor.

Carlos Humberto nunca antes había practicado la agricultura sustentable, pero siempre le había llamado la atención ver cómo se desarrollan los cultivos entre las pajas y, sobre todo, tenía interés en hacer un mejor manejo de plagas y enfermedades. Así, cuando el equipo de Cultivando un México Mejor —iniciativa de HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— le propuso integrarse al proyecto para aprender a cultivar cebada de forma sustentable, Carlos Humberto no lo dudo, porque, como comenta, actualmente producir de forma convencional es costoso y hay que buscar alternativas.

En esa zona de Guanajuato no se solía sembrar cebada, ni tampoco es común trabajar con agricultura de conservación —sistema sustentable que aprovecha los rastrojos o pajas como cobertura del suelo, minimiza la labranza y diversifica cultivos, lo cual permite conservar suelos y agua, entre otros beneficios—, así que en este sentido Carlos Humberto es un pionero que, a través de innovaciones sustentables, busca aumentar la rentabilidad de sus parcelas para permanecer en el giro agrícola por más tiempo, mejorar sus ingresos y que la industria maltera obtenga producto de calidad para los consumidores más exigentes, menciona.

Ahora, como productor de cebada maltera que participa en Cultivando un México Mejor, Carlos Humberto sabe que hay empresas que aprecian la inocuidad del producto, así que con el acompañamiento de los técnicos del proyecto está aprendiendo agricultura de conservación e implementando métodos alternativos de control de plagas, como el uso de control biológico con bacterias y hongos benéficos.

Carlos Humberto ha tenido siempre un interés particular en no depender completamente de los insumos agrícolas convencionales que además dañan la salud del ser humano y otros seres vivos. De hecho, derivado de una investigación del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) —en la que el productor tuvo participación, y en vinculación con el proyecto de HEINEKEN México y el CIMMYT— se estableció una parcela demostrativa en los terrenos del productor y, con el técnico de Cultivando un México Mejor, establecieron cebada a dos hilos, cultivada con agricultura de conservación.

“Su condicionante es el agua de riego y para ello hará el manejo con un sistema de aspersión para que con el agua que saca del pozo, cuyos niveles son bajos, se puedan regar cuatro hectáreas de cebada. La parcela está acondiciona para este sistema de riego y los datos generados serán de gran utilidad para otros agricultores, principalmente quienes cuenten con agua de pozo”, comenta Felipe Juárez, el técnico que le asesora en el marco de Cultivando un México Mejor.

“La parcela no está nivelada y es difícil ver charcos en la parcela en temporada de lluvias, así que se sugirió al agricultor que iniciando el ciclo primavera-verano se empareje el suelo y haga rayas profundas para que el agua no se quede dentro de la parcela y así implementar mejor la agricultura de conservación usando la paja en la superficie”, detalla Felipe.

Como la cebada ahora es un cultivo nuevo y rentable en la zona, Carlos Humberto está consultando con los agricultores vecinos para que también la cultiven y, en un futuro, puedan lograr un contrato bien establecido desde el inicio de la siembra. De hecho, planean organizarse y adquirir una sembradora para agricultura de conservación y así trabajar más fácilmente y de acuerdo con los requerimientos de la agroindustria.

Finalmente, ya que durante el ciclo primavera-verano regularmente no se establece ningún cultivo en esa zona, Carlos Humberto y el equipo técnico del proyecto están considerando desarrollar un plan de manejo para establecer dos cultivos al año y así tener mayores ingresos, pero, sobre todo, lograr cosechas saludables, sin afectar el suelo, aire o agua.