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Maíz para Colombia, abriendo surcos para un MasAgro Colombia

La iniciativa Maíz para Colombia fue presentada por el CIMMYT, en equipo con el CIAT, ante la Comisión Quinta Constitucional Permanente.

Por: Andrea Carvajal.

14 de noviembre de 2018.


Colombia.- México y Colombia tienen mucho en común, ambas naciones comparten el gusto por el maíz y están iniciando nuevos periodos presidenciales, donde la agricultura tiene un rol protagónico cuando se piensa en un futuro sustentable y rentable para todos, contribuyendo a cumplir así con lo pactado en la Agenda 2030. Los dos países han sido el hogar, desde mediados de la década de 1960, de dos centros hermanos del sistema CGIAR: el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). Dos centros que han tenido el privilegio de trabajar hombro a hombro en proyectos a largo plazo con los centros nacionales de investigación en sus respectivos países.

Y así como comparten buena parte de los retos que enfrenta la región de América Latina y el Caribe, también tienen la oportunidad de compartir soluciones concretas creadas a la medida de las necesidades y aspiraciones de los campos y los productores que los cultivan.

Así quedó demostrado el pasado miércoles 14 de noviembre cuando la iniciativa Maíz para Colombia —fruto del camino recorrido hasta ahora con Maíz para México— fue presentada por el CIMMYT, en equipo con el CIAT, ante la Comisión Quinta Constitucional Permanente, responsable de todo lo relacionado con lo agropecuario y medioambiental de la Cámara de Representantes de Colombia, y ante Marcela Urueña, viceministra de Asuntos Agropecuarios del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR).

Por espacio de 45 minutos, Bram Govaerts, director global de Innovación Estratégica y representante regional para las Américas del CIMMYT, acompañado por representantes de dos de los socios del Centro en Colombia —Juan Lucas Restrepo, director ejecutivo de Agrosavia, y Henry Vanegas, gerente general de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas (Fenalce)—, compartió la iniciativa de Maíz para Colombia destacando el carácter participativo con que se ha desarrollado la construcción de esta estrategia, que ha contribuido a avivar el debate institucional y participativo en torno a tres preguntas claves que orientan todo el quehacer de esta iniciativa:

¿Dónde estamos? Identificando los retos y las tendencias actuales que afectan el cultivo del maíz en Colombia, como las debilidades que presenta en autosuficiencia, y que lo convierten en el mayor importador en Suramérica con 4.6 millones de toneladas tan solo en 2016.

¿Hacia dónde vamos? Proyectando estas tendencias a 2030, cuando los rendimientos se verán muy afectados como resultado de los efectos del cambio climático, acentuando la brecha de rendimiento y generando pérdidas millonarias para los productores.

¿Cómo lograr un futuro mejor? Definiendo las condiciones para lograr un cambio positivo, lo que ha llevado a identificar seis motores de cambio: adopción de semilla mejorada, poscosecha y nutrición, agricultura sostenible adaptada al clima, redes de acompañamiento a la innovación, vinculación de productores al mercado e infraestructura y desarrollo rural. Cada uno de estos motores cuenta ya con un conjunto de acciones propuestas que apuntan a lograr un mejor futuro para el maíz en Colombia, partiendo de la base de que el país cuenta con suficiente potencial productivo para satisfacer las demandas básicas de su población y su industria a mediano y largo plazo.

Finalizada la exposición, la viceministra Urueña no dudó en resaltar que una iniciativa como esta es justamente lo que se necesita, pues articula un ejercicio de planeación estratégica nacional público-privada de la producción en la cadena de maíz y encaja muy oportunamente con la estrategia del MADR denominada Ordenamiento de la producción agropecuaria para el maíz, que busca sembrar un mayor número de hectáreas para atender la demanda nacional, atacando la volatilidad de precios y generando las condiciones para que los ciclos a los que se ven sometidos los productores se suavicen, apostando por una mayor productividad y rentabilidad.

La viceministra indicó también que es consciente de que hacer realidad estos objetivos requerirá contar con componentes determinantes en términos de mercado, como servicios de extensionismo, seguros agropecuarios, acceso a financiamiento, vínculo con la industria, créditos, trazabilidad e inocuidad. Y en términos de impulso al desarrollo rural, sobre todo en lo que respecta a invertir en tecnificación de riego, será necesario suavizar la volatilidad de los precios mediante mayores inversiones en la tecnificación de la producción y la infraestructura de poscosecha y procesamiento, fomento a la asociatividad agropecuaria rural y vinculación de los productores con la industria mediante acuerdos de abastecimiento responsable.

Actualmente, la Iniciativa Maíz para Colombia, como parte de la metodología planteada —que también fue empleada en su momento en la experiencia de Maíz para México—, se encuentra en proceso de validación con el sector agropecuario colombiano, para corroborar que los objetivos, las acciones y los resultados esperados de cada motor de cambio respondan a las limitaciones y los retos que enfrentará la producción de maíz en este país hermano.

“Estoy seguro de que Maíz para Colombia es una excelente oportunidad para sembrar en Suramérica la inquieta semilla de MasAgro y de la Agricultura Sustentable que venimos cultivando en México, pero a la medida de Colombia”, destacó Bram Govaerts al final de la jornada.