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Ciencia para un maíz industrializado más competitivo: la ruta para fortalecer el campo mexicano

El maíz industrializado enfrenta desafíos que exigen más que ajustes marginales. En el Primer Foro del Maíz Industrializado, el CIMMYT presentó evidencia científica y modelos de intervención que han demostrado resultados contundentes en productividad, sostenibilidad y vinculación con mercados. Es una ruta ya probada en territorio y lista para ser integrada a los esfuerzos nacionales, justo cuando México busca mecanismos que fortalezcan su capacidad de producción y abasto.

Bram Govaerts, Director General del CIMMYT, expone la importancia de integrar ciencia e innovación para fortalecer la competitividad del maíz en México, durante el Primer Foro del Maíz Industrializado organizado por CANAMI.

En medio de un escenario marcado por sequías extremas, encarecimiento de insumos y presiones crecientes para garantizar el abasto nacional, el maíz enfrenta un punto de inflexión. La necesidad de un sistema más resiliente, tecnificado y capaz de responder al cambio climático dio forma al Primer Foro del Maíz Industrializado, organizado por la Cámara Nacional del Maíz Industrializado (CANAMI) en la Ciudad de México. Ahí convergieron productores, industria, especialistas y tomadores de decisión para discutir el futuro de un cultivo crucial para la identidad y la seguridad alimentaria del país.

La participación de Bram Govaerts, director general del CIMMYT, aportó una visión basada en evidencia: México no sólo enfrenta desafíos estructurales; posee también una oportunidad única para transformar su sistema maicero si se anclan las decisiones en ciencia, innovación y coordinación interinstitucional. Su intervención subrayó que, en un contexto de incertidumbre climática y económica, la competitividad del maíz dependerá de la capacidad del país para escalar soluciones que ya funcionan en campo.

Durante las presentaciones se retomaron datos que delinean esa ruta. Algunas de las innovaciones promovidas por CIMMYT en México, como semillas mejoradas, manejo de suelos, agricultura regenerativa, mecanización inteligente, y modelos de abastecimiento responsable y vinculación comercial, han demostrado ser efectivas para aumentar la productividad y reducir vulnerabilidades.

En los últimos años, iniciativas coordinadas entre CIMMYT, el sector agroindustrial y comunidades agrícolas han generado más de un millón de toneladas de grano mediante esquemas de relación comercial de largo plazo, conectando a cerca de siete mil agricultores con mercados más estables y predecibles. El crecimiento sostenido de estas iniciativas, que pasaron de decenas de miles a más de 300 000 toneladas anuales, evidencia el potencial de replicarlas a mayor escala.

La colaboración con el sector privado emerge como un componente esencial del modelo que propone CIMMYT para fortalecer el maíz industrializado. Un ejemplo concreto es la renovación de la alianza con Ingredion, enfocada en escalar la producción sustentable de maíz amarillo en Jalisco y Sinaloa mediante ciencia aplicada, innovación agronómica y esquemas de abastecimiento responsables. Este tipo de asociaciones —que integran tecnología, mercados y comunidades agrícolas— reflejan cómo la experiencia de CIMMYT puede traducirse en soluciones operativas y replicables, y configuran un puente directo entre investigación, industria y campo mexicano.

Los resultados ambientales y económicos también fortalecen esta visión. La adopción de prácticas regenerativas ha reducido significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero en cultivos como maíz, trigo y cebada, además de mejorar la salud de los suelos y aumentar la eficiencia en el uso del agua. Esto no sólo responde a las exigencias ambientales de la industria, sino que abre la puerta a cadenas de suministro más competitivas y alineadas con estándares internacionales.

Bram Govaerts, Director General del CIMMYT, recibe un presente de Marcela Martínez Pichardo, directora de asuntos públicos y regulatorios de Ingredion México, durante el Primer Foro del Maíz Industrializado.

Los impactos territoriales son igualmente convincentes. En zonas de alta marginación productiva, como Ocosingo, Chiapas, los rendimientos han pasado de menos de una tonelada a casi cuatro por hectárea. En algunas regiones del centro del país, la incorporación de prácticas sostenibles ha elevado los rendimientos hasta superar las siete toneladas por hectárea. Estos casos, lejos de ser excepcionales, muestran cómo la transferencia tecnológica, el acompañamiento técnico y la vinculación con mercados pueden transformar economías rurales completas.

Un punto clave de la reflexión fue la región sur sureste, identificada como el área con mayor potencial para incrementar la producción nacional en los próximos años. Con disponibilidad de agua superior al promedio y condiciones agroecológicas favorables, esta región podría alcanzar rendimientos notablemente mayores si se logra integrar semilla mejorada, mecanización adecuada y estructuras de mercado estables. Este enfoque territorial coincide con los esfuerzos nacionales para fortalecer la seguridad alimentaria desde las regiones con mayor capacidad de expansión productiva.

El planteamiento del foro se articuló con la visión del Plan México, que impulsa un campo más productivo, resiliente e inclusivo a partir de la ciencia y la innovación. En ese contexto, la trayectoria de CIMMYT en México y América Latina —más de 200 híbridos y variedades desarrollados, plataformas de investigación consolidadas y modelos de intervención territorial con resultados comprobados— se presentó como un cimiento técnico listo para escalar. Lo expuesto por Govaerts durante el encuentro, mostró que el país ya cuenta con soluciones basadas en evidencia y con modelos de vinculación entre productores, industria y territorio que funcionan en la práctica.

Bram Govaerts se dirige a representantes de la industria, productores y especialistas del sector durante el Primer Foro del Maíz Industrializado, donde presentó modelos basados en ciencia para fortalecer la productividad y sostenibilidad del maíz

CIMMYT dejó claro que está preparado para contribuir a la ambición del Plan México, acelerando la adopción de tecnologías, fortaleciendo capacidades locales y llevando innovación a cientos de miles de productores. Para lograrlo, Govaerts enfatizó la necesidad de invertir en ciencia y en el escalamiento de estas soluciones, asegurando que la transformación llegue hasta las parcelas donde se sostiene el futuro del maíz mexicano.

El encuentro cerró con una conclusión compartida entre industria, productores y expertos: México cuenta con las condiciones técnicas, institucionales y humanas para transformar su sistema maicero. Lo que determinará el futuro será la capacidad de invertir en ciencia, escalar soluciones ya probadas y consolidar alianzas que conviertan el potencial en una política sostenida de país. En esa agenda, CIMMYT aparece no sólo como un proveedor de tecnología, sino como el socio científico capaz de integrar datos, territorio y colaboración para construir un sector maicero más competitivo y sostenible en las próximas décadas.