«Ahora, más que nunca, necesitamos construir una mayor resiliencia en todo nuestro sistema alimentario mundial», dijo Alison Bentley, Directora del Programa Global de Trigo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), para presentar su parte de un seminario conjunto entre el CIMMYT y WorldFish. Puede parecer que los dos centros de investigación del CGIAR tienen enfoques diferentes, pero el emparejamiento llama la atención sobre las numerosas oportunidades de colaboración dentro del CGIAR para hacer frente a la inminente crisis alimentaria mundial.
Empezando por Ahmed Nasr-Allah, Director Nacional (Egipto) de WorldFish, la presentación exploró los sistemas de Agricultura y Acuicultura Integradas (AIA) para la seguridad alimentaria. En las próximas décadas, el crecimiento de la población y la mayor escasez de agua suponen un reto para la producción de alimentos y la agricultura, por lo que es necesario maximizar la eficiencia del agua.
Nasr-Allah explicó que los nutrientes del trigo mejoran la calidad del suelo, lo que a su vez repercute positivamente en la calidad de los peces cuando se utiliza el agua de los cultivos. Puso el ejemplo de un agricultor que destinó más espacio en su granja para regar y almacenar agua y pescado, lo que le permitió producir mayores cosechas. En este ámbito, WorldFish y el CIMMYT podrían seguir investigando el flujo de nutrientes.
La segunda en exponer fue Bentley, que habló del trigo para aumentar su resiliencia en el futuro. «Es importante que entendamos dónde están los riesgos en nuestro sistema global para poder responder a las crisis», explicó, citando datos sobre la dependencia mundial de las importaciones de trigo ucraniano y ruso. A continuación, describió las posibles soluciones para combatir la disminución prevista del rendimiento del trigo en el Sur Global, incluida la sustitución de una parte de la harina de trigo por otros cultivos infrautilizados en los productos, sin que ello repercuta en la calidad de la harina ni en la evaluación de los consumidores.
En relación con el trabajo de WorldFish, Bentley destacó la necesidad de utilizar el agua de forma más eficaz combinando nuevas variedades con opciones de mecanización mejoradas para mejorar la gestión de los cultivos, y el potencial de optimizar los componentes individuales en las rotaciones de pescado y trigo que podrían combinarse para lograr un mayor impacto.
La tercera sesión estuvo a cargo de la científica de WorldFish Sarah Freed, quien analizó el diseño de prácticas de producción integradas para satisfacer diversas necesidades. Invitó a los asistentes al evento a considerar si las lecciones aprendidas de los retos en las zonas de cultivo de arroz, como el cambio climático, la pobreza, la inseguridad alimentaria y nutricional, y el aumento de la demanda, podrían ser soluciones aplicables a los problemas en las zonas de cultivo de trigo.
Utilizando como ejemplo los conocimientos biofísicos y socioculturales de las innovaciones en el sector del arroz y el pescado, enumeró cinco recomendaciones para el diseño: identificar los objetivos; identificar una serie de opciones de producción; utilizar un proceso de codiseño; aplicar un diseño y una evaluación adecuados a los fines; y permitir la adaptación. Resulta especialmente interesante el proceso de codiseño con personas implicadas a todos los niveles, desde los terratenientes a los cultivadores de arroz o los trabajadores, para que el diseño beneficie a una variedad de partes interesadas. Freed también señaló que las decisiones tomadas por motivos económicos, como la prolongación de la temporada del camarón, pueden provocar un aumento de la salinidad del suelo, lo que significa que éste ya no puede incorporar diversos cultivos.
Los tres ponentes concluyeron el acto reconociendo el potencial de combinar sus áreas de investigación para determinar y aplicar soluciones de seguridad alimentaria.