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Cómo proteger los alimentos básicos ante la inminente crisis alimentaria mundial

Mientras continúa el conflicto entre Rusia y Ucrania, las medidas prácticas que se tomen ahora pueden aumentar la resiliencia del sistema alimentario.

Estanterías vacías en una tienda de comestibles suiza. (Foto: Boris Dunand/Unsplash)
Estanterías vacías en una tienda de comestibles suiza. (Foto: Boris Dunand/Unsplash)

El conflicto en Ucrania ha tenido un efecto profundamente desestabilizador en el comercio mundial de trigo, causando una volatilidad de precios e incertidumbre sin precedentes. Como mis colegas y yo hemos destacado anteriormente, es probable que las consecuencias imprevistas tengan un impacto enorme en los medios de vida del Sur Global.

Como ha reconocido recientemente el grupo de naciones del G7 en una declaración conjunta, el conflicto está provocando fuertes subidas de precios y aumentando la inseguridad alimentaria mundial para millones de personas, especialmente las más vulnerables, como las mujeres y los niños.

En un nuevo artículo publicado en Nature Food, científicos y socios del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) presentan una agenda de soluciones aplicadas para responder a la crisis y garantizar la estabilidad futura del trigo.

Para frenar la posible crisis alimentaria, se necesitan alimentos en más lugares y con mayor rapidez.

Las conversaciones recientemente anunciadas entre Rusia, Turquía, Ucrania y las Naciones Unidas, entre otras negociaciones, ya están en marcha como parte de este esfuerzo internacional para desarrollar soluciones a corto plazo.

Sin embargo, en la actualidad estamos viendo cómo se aplican los frenos en varios lugares. Por ejemplo, en la India, las temperaturas extremas de un siglo de duración han reducido recientemente las estimaciones oficiales de producción de trigo en un 6%, lo que ha provocado una reducción del potencial de exportación. Esto muestra el efecto agravante de la inestabilidad climática en los mercados mundiales de trigo, un impacto que se espera que empeore con el tiempo.

En nuestra agenda de soluciones, proponemos acciones a corto, medio y largo plazo e instamos a que se apoye de forma inmediata y sostenida la protección de los principales cultivos básicos para la seguridad alimentaria, incluido el trigo.

  1. A corto plazo, la prioridad es la mitigación de las crisis de seguridad alimentaria mediante el impulso de la producción en las zonas de alta y baja productividad existentes, garantizando el acceso al grano y haciendo uso de la sustitución de la harina.
  2. A medio plazo, debemos aumentar la resiliencia local, regional y global del suministro de trigo a través de la expansión selectiva (dentro de los límites agroecológicos), el apoyo a la autosuficiencia, el apoyo técnico integral en los sistemas de producción y la capacidad de seguimiento de los cultivos incorporada.
  3. A más largo plazo, la transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario deberá abarcar la diversidad de los agroecosistemas, abordar las disparidades de género en la agricultura y las comunidades rurales, y mantener una mayor inversión en una transición agroalimentaria holística.

El trigo es objeto de conflictos en múltiples frentes: en los campos de batalla, en la arena política y por nuestro clima cambiante. Todos estos factores interactúan y amplifican la amenaza a la producción de trigo básico. Para hacer frente a esta complejidad, debemos ir más allá de la definición del problema y pasar a la aplicación de medidas prácticas que garanticen un suministro estable.