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Información útil, decisiones informadas: lo que aporta la Mesa Técnica Agroclimática de Oaxaca al ciclo primavera-verano

El análisis climático y técnico de la segunda Mesa Agroclimática de Oaxaca ofrece herramientas prácticas frente a un escenario de lluvias irregulares y temperaturas más cálidas, con recomendaciones clave para conservar humedad, ajustar la fertilización y prevenir plagas.

Con el objetivo de fortalecer la toma de decisiones en el campo oaxaqueño frente a un clima cada vez más variable, se llevó a cabo la segunda Mesa Técnica Agroclimática (MTA) de Oaxaca. La iniciativa convocó a productores, académicos, extensionistas y dependencias del sector para compartir pronósticos, experiencias y recomendaciones técnicas útiles en el ciclo primavera–verano, particularmente en las regiones de los Valles Centrales, la Mixteca y el Istmo.

La información climática generada y discutida en la mesa —organizada por la Secretaría de Agricultura, CIMMYT, la CONAGUA, CESVO y otras instituciones— indica que, durante junio y julio, las lluvias se comportaron dentro de lo esperado en la mayor parte del estado, con algunos excesos puntuales, principalmente al norte y centro-sur. En contraste, para agosto se anticipa una disminución general de las precipitaciones, especialmente en la Mixteca y el Istmo, lo que obliga a reforzar estrategias de conservación de humedad en el suelo y ajustar labores de cultivo.

En cuanto a temperaturas, el comportamiento sigue la tendencia nacional: máximas más cálidas de lo habitual, con anomalías que van de 0.5 a 3 °C por encima del promedio histórico (1991–2020). Esta condición impacta directamente en la sanidad vegetal, aumentando la presión de plagas como el gusano cogollero, el pulgón y los trips, que han mostrado presencia más activa en distintos municipios. Las altas temperaturas también han favorecido una aceleración en los ciclos de cultivo y un estrés hídrico más marcado, por lo que es clave fortalecer el monitoreo técnico.

El boletín agroclimático generado tras la mesa ofrece múltiples recomendaciones prácticas para enfrentar este escenario. Por ejemplo, en regiones mecanizadas se recomienda el pileteo y el subsoleo como prácticas de labranza de conservación que permiten retener humedad y mejorar la infiltración del agua. En zonas del Istmo donde los vientos son intensos, se promueve el uso de cultivos de cobertura como el frijol andalón o la clitoria, y barreras vivas como el chícharo gandul para evitar la erosión del suelo.

También se brindan orientaciones puntuales para el manejo de fertilización en suelos arenosos o con lluvias intensas. Se sugiere dividir las dosis de nitrógeno (urea o sulfato de amonio) para evitar pérdidas por lavado, aplicar fósforo (DAP) desde la siembra y realizar aplicaciones foliares de sulfato ferroso en caso de deficiencia de hierro. Cuando es posible, se alienta a complementar con abonos orgánicos como estiércol seco, que ayudan a retener humedad y mejoran progresivamente la estructura del suelo.

La selección de semillas y su densidad también se aborda con claridad, diferenciando entre variedades híbridas, mejoradas y criollas, según el potencial productivo del suelo y si se cuenta o no con riego. En el Istmo, por ejemplo, se promueve el uso de maíces adaptados a condiciones locales como el zapalote chico y variedades tolerantes a enfermedades y vientos fuertes. Además, se invita a ajustar las fechas de siembra en función de los pronósticos de menor lluvia para agosto, especialmente en cultivos como ajonjolí o maíces de ciclo largo.

Otro aspecto fundamental abordado en la mesa es la sanidad vegetal. Ante el aumento de insectos plaga, se alienta el uso de alternativas menos tóxicas como caldos minerales, trampas con feromonas y productos con ingredientes activos de menor impacto ambiental. Siempre se sugiere emplear adherentes en las aplicaciones para garantizar mayor efectividad.

Más allá del pronóstico, la mesa se consolida como un espacio de diálogo horizontal, donde el conocimiento técnico se complementa con la experiencia de los productores. En un contexto de incertidumbre climática, estos encuentros representan una herramienta concreta para fortalecer la resiliencia del agro oaxaqueño y avanzar hacia sistemas productivos más sostenibles.

La información del boletín continúa siendo útil incluso para quienes ya sembraron, ya que permite ajustar labores en campo, prevenir afectaciones por calor o lluvia escasa y anticiparse al manejo de plagas. La invitación queda abierta para seguir incorporando estas herramientas en la planeación agrícola cotidiana y, sobre todo, para seguir participando colectivamente en estos espacios donde el clima no solo se interpreta: se transforma en acción.

Te invitamos a descargar el boletín dando clic en la siguiente imagen: