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¿Son los agrodistribuidores agentes de transición agroecológica?

Los distribuidores de agroinsumos también pueden ser aliados de la sustentabilidad. Un reciente estudio desarrollado por investigadores del CIRAD (Francia) y del CIMMYT (México) aborda el papel que juegan los distribuidores de insumos agrícolas en la adopción de tecnologías sustentables en el campo mexicano.

Día de Campo en el Hub Bajío del CIMMYT donde convergen agricultores, técnicos y otros actores de la cadena de valor. (Foto: Amador Aguillón)
Día de Campo en el Hub Bajío del CIMMYT donde convergen agricultores, técnicos y otros actores de la cadena de valor. (Foto: Amador Aguillón)

Durante décadas, los proveedores o distribuidores de agroinsumos (agrodistribuidores) han sido vistos como actores reacios al cambio, centrados exclusivamente en la venta de fertilizantes y pesticidas químicos. Sin embargo, un nuevo estudio, basado en una investigación cualitativa en la región del Bajío, en México, demuestra que varios de estos actores no solo están incorporando productos biológicos en sus portafolios, sino que lo están haciendo de forma estratégica y activa, con el potencial de acelerar la transición agroecológica en México.

“El papel de estos actores en la expansión de prácticas agrícolas más respetuosas con los ecosistemas y con la salud de los trabajadores, ha sido poco explorado. Con esta investigación contribuimos a llenar ese vacío y mostramos que, impulsados por el reto de diferenciarse en un entorno competitivo, los distribuidores de agroinsumos desempeñan un papel importante en la expansión de estas tecnologías. También mostramos que participan activamente en fomentar su adopción entre agricultores, brindando asesoría y apoyo, y desarrollando fórmulas que integran estos insumos en paquetes tecnológicos que facilitan su uso”, comenta Frédéric Goulet, uno de los investigadores.

El estudio documenta cómo los agrodistribuidores han comenzado a integrar insumos biológicos —como biofertilizantes, bioestimulantes y productos de control biológico— como respuesta a contextos críticos como el aumento en los precios de los fertilizantes durante la pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania. Su motivación principal no ha sido, sin embargo, el cuidado ambiental, sino la necesidad de diferenciarse en un mercado competitivo y ofrecer soluciones rentables a los agricultores.

Este hallazgo clave plantea una oportunidad crítica para todo el sector agroalimentario: si bien los beneficios económicos son un motor legítimo para la adopción de nuevas tecnologías, no debe perderse de vista el objetivo de fondo, por lo que la sostenibilidad ambiental y la salud del suelo, las personas y los ecosistemas, son temas esenciales para abordarse con este importante eslabón en las cadenas de valor agroalimentarias.

Además, el estudio revela que algunos agrodistribuidores han comenzado incluso a producir sus propios microorganismos, con el fin de reducir costos logísticos, mejorar su competitividad y ofrecer precios más accesibles a los agricultores. Esta capacidad de innovación local, anclada en el conocimiento práctico y la cercanía con las comunidades rurales, subraya el potencial transformador de estos actores dentro del sistema agroalimentario.

Los agrodistribuidores también destacan como agentes de cambio gracias a su función como asesores técnicos de confianza para los agricultores. Muchos de ellos validan previamente los productos en sus propias parcelas o en parcelas de referencia, organizan eventos de demostración y brindan acompañamiento técnico continuo. Además, integran los bioinsumos en paquetes tecnológicos (mezclas de fertilizantes, semillas inoculadas) que se adaptan a las rutinas existentes de los agricultores, facilitando así su adopción minimizando los disturbios relacionados al cambio.

Estos hallazgos constituyen amplias áreas de oportunidad para la transisción agroecológica de México, donde resulta fundamental escalar la adopción de prácticas más sustentables sin exigir transformaciones drásticas e inmediatas a los productores, especialmente a quienes enfrentan condiciones de alta incertidumbre económica.

Los hallazgos de esta investigación respaldan la misión del CIMMYT de construir sistemas agroalimentarios sustentables, resilientes e inclusivos. Demuestran que todos los actores de la cadena de valor agrícola, incluidos los proveedores y distribuidores, pueden ser aliados clave en esta transformación. Y esto siempre que se generen las condiciones adecuadas: capacitación, acceso a información técnica confiable, y una visión compartida que combine rentabilidad con sostenibilidad ambiental.

Este tipo de conocimiento es crucial para quienes diseñan políticas públicas, programas de extensión rural, esquemas de certificación y estrategias comerciales. Si se aprovecha este impulso, México y otros países podría avanzar más rápido hacia una agricultura regenerativa y resiliente al clima, con beneficios económicos y ecológicos para millones de productores y consumidores.

Esta investigación se desarrolló en el marco de AgMission, una iniciativa de la Fundación para la Investigación sobre Alimentación y Agricultura (FFAR) que trabaja para asociar directamente a agricultores y científicos para que participen en ensayos y se trasladen los resultados de la investigación a las parcelas en funcionamiento.