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En busca de soluciones al problema de las aflatoxinas

Difundir información, crear conciencia entre los agricultores, educarlos, son factores fundamentales para combatir el problema en Kenia.

En Kenia, el asunto de la seguridad alimentaria y la calidad de los alimentos ha sido un tema de amplio debate tras el brote de contaminación por aflatoxinas en el maíz en años recientes. El CIMMYT tiene un proyecto para el control de estas sustancias tóxicas, que comenzó en 2009 y que dirigen George Mahuku y Hugo de Groote, con Jon Hellin.

Colaboradores y otros participantes en el proyecto denominado Aflacontrol realizaron una reunión de trabajo a principios de este año, el 13 de enero, en el Hotel Southern Sun en Nairobi. En dicha reunión las partes interesadas dieron a conocer los resultados preliminares de los análisis para la detección de aflatoxinas en la cadena de valor del maíz —de los campos de los agricultores a la mesa de los consumidores—, e invitaron a los participantes y a las instituciones que representan a tomar parte en la tarea de reducir los riesgos de contaminación. Fueron cerca de 90 las personas presentes en la reunión: científicos, funcionarios del gobierno, artesanos, propietarios de molinos, productores de alimento para animales, expertos del sector privado, agricultores y la prensa.

Después de la breve introducción que acerca de la reunión hizo Steve Coillins, jefe de Comunicaciones y Apoyo del proyecto, de ACDI-VOCA, Diana Grusczynski de la Fundación Bill & Melinda Gates, desde Seattle, EEUU, por medio de un videoteléfono, pronunció el discurso de apertura.

En las sesiones de trabajo, entre otros temas, los diáologos de los asistentes se concentraron en la incidencia y prevalencia de las aflatoxinas en la cadena de valor de maíz y las estrategias para reducir al mínimo la contaminación (p. ej. utilizando agentes de biocontrol, prácticas agronómicas, métodos de secado, almacenaje y procesamiento); las metodologías para identificar muestras contaminadas (diagnóstico); y opciones para el uso de productos contaminados.  En su presentación, el director del Instituto Keniano de Investigación Agrícola (KARI), Ephraim Mukisira, aseguró a los participantes que el gobierno de Kenia apoya el proyecto para el control de aflatoxinas y que le gustaría que haya soluciones concretas para el manejo y reducción de la contaminación por aflatoxinas. Considerando que el consumo estimado de maíz en Kenia es de 98 kg por persona al año, “Es de vital importancia encontrar soluciones viables y en el menor tiempo posible. Debemos trabajar juntos con objeto de generar impactos positivos para los agricultores”, concluyó.

El informe de resultados preliminares lo presentaron Pippa Trench del IFPRI y George Mahuku del CIMMYT. De gran importancia entre los resultados fue, por ejemplo, que los agricultores no reciben información completa, la preocupación o dudas que tienen respecto a las prácticas de almacenamiento, el uso potencial de molinos como una vía de información, la necesidad de hacer pruebas en poco tiempo y la complejidad de los mercados. Mahuku presentó los resultados del trabajo del CIMMYT y del KARI, mediante el cual se identificaron puntos críticos de contaminación en la cadena de valor del maíz. Dichos resultados indican que la contaminación empieza en el campo y aumenta si no se aplican técnicas apropiadas de almacenamiento. Por tanto, si se formulan estrategias que ayuden a minimizar la infección y se adoptan tecnologías apropiadas para cosecha y almacenamiento, es probable que logre contenerse contaminación y propagación del fitopatógeno que produce las micotoxinas.

“Hay agricultores que creen que la contaminación viene de otros países y que el maíz que ellos producen está libre de aflatoxinas. Con esto se exponen a padecer envenenamiento, por su creencia errónea de que a ellos no va a afectarles”, enfatiza Mahuku. “Difundir información, crear conciencia entre los agricultores, educarlos, son factores fundamentales para combatir el problema en Kenia”, agregó Mahuku. “La información debe ser presentada en formatos y lenguaje que los agricultores y los consumidores entiendan fácilmente.” Las estrategias de control deben enfocarse en minimizar la contaminación en el campo y no hasta después de la cosecha. Es también importante señalar que las aflatoxinas son invisibles y que pueden estar presentes incluso en plantas aparentemente sanas.

El proyecto Aflacontrol es facilitado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), con recursos de la Fundación Bill & Melinda Gates (B&MGF), y el CIMMYT es uno de siete colaboradores.  Los otros son el KARI, la Cooperativa Agrícola, Cooperativa para la Agricultura y el Desarrollo Internacional/Voluntarios de Ayuda y Cooperación Internacional (ACDI/VOCA), el Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para las Zonas Tropicales Semiáridas (ICRISAT), la Universidad de Pittsburgh, los Servicios Uniformados de la Universidad de Ciencias Sociales (USUSH) y el Institut d’Economie Rurale (IER).

Le invitamos a visitar el website del proyecto: http://programs.ifpri.org/afla/afla.asp.