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El CIMMYT tiene un papel clave para enfrentar los desafíos globales de nutrición, dice una especialista en calidad del maíz

Natalia Palacios, CIMMYT maize quality specialist, spearheads the center's work to raise the nutritional value of maize-based foods.
Natalia Palacios, especialista en calidad del maíz del CIMMYT, encabeza el trabajo del centro para elevar el valor nutricional de los alimentos a base de maíz.

La exposición a climas extremos más frecuentes e intensos amenaza con revertir el progreso hacia la erradicación del hambre y la desnutrición. Nuevas evidencias apuntan al aumento del hambre en el mundo. Un informe reciente de la FAO estimó que el número de personas desnutridas en todo el mundo es de más de 800 millones. La inseguridad alimentaria severa y la desnutrición aumentan en casi todas las subregiones de África, así como en toda América del Sur.

“Es muy importante garantizar la seguridad alimentaria”, afirma Natalia Palacios, especialista en calidad del maíz del CIMMYT. “Pero tenemos que centrarnos también en la nutrición de los alimentos, porque el aumento de los rendimientos no significa siempre que estemos mejorando la calidad de los alimentos”. La calidad de los alimentos, explicó, se ve afectada no solo por la genética, sino también por las prácticas de manejo de cultivos y poscosecha. Como jefa del laboratorio de calidad nutricional del maíz del CIMMYT, el trabajo de Palacios combina la investigación de los tres.

Mientras se prepara para asistir al Premio Mundial de la Alimentación en Des Moines, Iowa, que este año reconoce las contribuciones de quienes trabajan para combatir la desnutrición y garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, Palacios habla sobre las formas en que ella y sus colegas del CIMMYT trabajan para abordar los desafíos de salud y nutrición.

¿Qué papel puede jugar el CIMMYT para abordar los desafíos de la nutrición global?

La nutrición es un tema interdisciplinario, por lo que hay varias formas en las que el CIMMYT puede participar. En cuanto al mejoramiento, hay mucho que podemos hacer en la biofortificación, lo que significa aumentar el contenido de nutrientes de los granos. El banco de germoplasma del CIMMYT, con sus más de 175 000 colecciones de semillas de maíz y trigo únicas, es una fuente inestimable de rasgos genéticos para desarrollar cultivos nutritivos y competitivos nuevos.

El CIMMYT también aborda los desafíos de nutrición de los hogares, incluida la disponibilidad de alimentos, el almacenamiento adecuado y el comportamiento y elección del consumidor. En los sistemas de cultivo, el centro estudia y promueve la diversificación, la agroforestería y la mejora de la salud del suelo y las prácticas agrícolas, y examina el papel de las prácticas agrícolas al nivel del paisaje. La investigación y la previsión de género nos permiten identificar nuestro papel en el entorno en evolución de los sistemas agroalimentarios y la transformación rural. Estamos priorizando las áreas donde el CIMMYT puede desempeñar un papel clave para abordar los desafíos de la nutrición global y asociarse de manera efectiva con los principales grupos de nutrición de todo el mundo.

¿Cómo ayuda la biofortificación de cultivos básicos como el maíz y el trigo a mejorar la nutrición?

La investigación de biofortificación del CIMMYT se ha centrado en los micronutrientes como la provitamina A en el maíz y el zinc tanto en el maíz como en el trigo, para beneficiar a los consumidores cuyas dietas dependen de esos cultivos y pueden carecer de diversidad. La biofortificación debe complementarse con una diversificación dietética mayor y educación para una nutrición mejor.

¿Qué importancia tienen el procesamiento y el almacenamiento posterior a la cosecha para garantizar una alta calidad nutricional?

La investigación sobre el procesamiento y almacenamiento poscosecha es clave para nuestro trabajo. Un tema crítico en el maíz es el monitoreo, la comprensión y el control de las aflatoxinas: toxinas venenosas producidas por los mohos en el grano. El CIMMYT ha trabajado para desarrollar maíz tolerante a las aflatoxinas, pero los fondos recientes de la industria alimentaria mexicana nos han permitido lanzar un pequeño estudio más focalizado.

En el pasado, las aflatoxinas aparecían cada tres o cuatro años en México, e incluso entonces en niveles bastante bajos. La incidencia de aflatoxinas se ha vuelto más frecuente últimamente, apareciendo casi cada uno o dos años, a medida que los cambios climáticos exponen los cultivos a temperaturas más altas y es más probable que se desarrollen hongos en el campo o en el almacenamiento, especialmente cuando las condiciones de almacenamiento son deficientes.

¿Cuáles son las implicaciones de la alta incidencia de aflatoxinas para la salud y la nutrición?

Las implicaciones para la salud y la nutrición son enormes. El alto consumo puede afectar el sistema inmunológico y provocar cáncer de hígado y páncreas, entre otras enfermedades graves.

¿Qué tan fácil es saber si un grano está contaminado?

Es imposible saber si el grano está contaminado sin hacer pruebas. La estructura química de la toxina incluye un anillo de lactona que emite fluorescencia bajo la luz ultravioleta, pero este método solo indica si la toxina está presente o no, y los resultados dependen de los niveles de contaminación y la ubicación del grano debajo de la lámpara.

El método de la lámpara se está distribuyendo entre los agricultores para que puedan detectar la contaminación en sus cultivos y estamos haciendo que otros de nuestros métodos sean más accesibles y menos costosos para el uso de los agricultores y los procesadores de alimentos.

Vea toda nuestra cobertura del Premio Mundial de la Alimentación y el Borlaug Dialogue 2018.
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