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Aprendemos de 8,000 personas a integrar el género en la investigación agrícola

Suele ser un misterio por qué una nueva práctica o tecnología tiene éxito en una comunidad y sin embargo no produce el efecto esperado en otra.

Entre cables entrelazados y parpadeantes pantallas de computadoras, la oficina donde se instaló el equipo de estudio de GENNOVATE en la sede del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), cerca de la Ciudad de México, parece más un hackatón de Silicon Valley que una sala donde se hace investigación sobre el género. Sin embargo, en la pantalla principal, se hacen preguntas a cerca de 8,000 participantes, como parte de un estudio de género a nivel mundial.

Alejandro Ramirez records the life experience of a farmer in Chiapas, Mexico.
El investigador Alejandro Ramírez toma notas de la experiencia de vida de un agricultor en Chiapas, México. Foto: Sam Storr/CIMMYT

Suele ser un misterio por qué una nueva práctica o tecnología tiene éxito en una comunidad y sin embargo no produce el efecto esperado en otra. Es posible que las expectativas de la sociedad en cuanto a cómo deben comportarse los hombres y las mujeres afecten la capacidad de éstos de adoptar y beneficiarse de dichas innovaciones.

Para entender cómo, investigadores de los 11 programas de investigación (CPR) del CGIAR realizaron discusiones en grupo guiadas y entrevistas a hombres y mujeres de 135 comunidades en 26 países de África y América Latina.

Al tomar nota de su testimonio personal y analizarlo, GENNOVATE pretende generar conocimientos y crear herramientas prácticas para mejorar el diseño de la investigación en el grupo de institutos de investigación agrícola del CGIAR.

El estudio es cualitativo, lo cual significa que se utilizaron métodos que alentaron a los participantes a tratar temas de interés para los investigadores desde su propio punto de vista; también es comparativo, y se aplicó la misma metodología en contextos deliberadamente variados, con hombres y mujeres de diferentes edades y estratos socioeconómicos.

Como parte del estudio, una vez que se recopilaron y tradujeron las transcripciones de 2,025 entrevistas y discusiones en grupo, el siguiente paso consistió en rotular cada opinión expresada con códigos que el software de ciencias sociales NVivo puede leer. Estos códigos indican exactamente lo que se dijo, quién lo dijo y en qué contexto, a fin de que los investigadores puedan analizar las opiniones a nivel general.

Para ayudar a diseñar la estructura de los códigos y guiar su implementación, GENNOVATE contrató a la consultora Patti Petesch, quien ha trabajado en varios proyectos de alto perfil del Banco Mundial relacionados con la pobreza y el género utilizando un método similar, incluidos en la publicación On Norms and Agency: Conversations about gender equality with women and men in 20 countries. El trabajo de codificación requirió el esfuerzo de dos equipos basados en México y en Perú.

“Hemos utilizado NVivo muchísimo más que en otros importantes estudios en los que he participado”, dice Petesch. “Invertimos mucho para contar con esta poderosa herramienta que identifica patrones entre los diferentes grupos comunitarios y poblaciones que entrevistamos”.

Comienza la exploración

Una vez que los datos han sido recolectados y codificados para ser analizados, la siguiente pregunta es qué es lo hay que buscar. Utilizando los datos recolectados por los CRP MAÍZ y TRIGO, coordinados por el CIMMYT, el equipo de GENNOVATE empieza a hacer preguntas exploratorias, es decir, preguntas generales que podrían revelar patrones o contrastes en el testimonio que dan los participantes del estudio en diferentes contextos.

A manera de ejemplo, Petesch menciona un importante tema que preocupa: “Encontramos, por ejemplo, que los y las jóvenes no son tomados en cuenta en casi ninguna de las 27 comunidades visitadas por MAÍZ”, comenta Petesch, y explica que los jóvenes entrevistados durante el estudio no suelen participar en la toma de decisiones relacionadas con la agricultura. “Esto se nota en los datos, ya que hay cientos de respuestas de los adultos sobre temas agrícolas, en tanto que la gente joven tiene muy poco que decir”.

El software de análisis permite hacer una pregunta hipotética a los jóvenes participantes del estudio: ¿Qué crees que deberían hacer los hombres y mujeres jóvenes de tu comunidad cuando terminen sus estudios?

Researcher Gloria Martinez leads a focus group of women in Chiapas, Mexico.
La investigadora Gloria Martínez coordina un grupo de enfoque formado por mujeres en Chiapas, México. CIMMYT/Sam Storr

NVivo registró todas las respuestas de los y las jóvenes que mencionaron alguna aspiración, y se observó que para ellos(as) la agricultura y el manejo de los recursos naturales son mucho menos importantes que los medios de vida, la educación y las metas familiares que no tienen que ver con la agricultura. Curiosamente, el número de jovencitas que esperan tener la posibilidad de estudiar es del doble que el de los jovencitos.

Aunque este tipo de análisis general comparativo tiene sus limitaciones, ayuda a identificar patrones generales y, además, dirige a los investigadores hacia las lecciones sobre el género, la capacidad de actuar y decidir por sí mismo(a) y la agricultura que se encuentran inmersas a un nivel más profundo de los datos. NVivo también permite a los investigadores sumergirse en momentos cruciales de las entrevistas y las discusiones, cuando lo que se dice es de importancia para la pregunta en cuestión. Esto permite que el análisis general sea respaldado por estudios de caso profundos en las comunidades muestreadas.

Los siguientes pasos
La especialista en género del CIMMYT Lone Badstue, quien, además, preside el comité ejecutivo de GENNOVATE, considera que para que GENNOVATE produzca impactos se necesita un enfoque de dos vías: investigación bien documentada y un cambio institucional en el Consorcio del CGIAR compuesto por investigadores agrícolas.

MAÍZ y TRIGO colaboran con nueve de los otros CPR con el propósito de generar sus propios informes del CRP GENNOVATE a finales de 2016. Estos reportes se utilizarán para informar los diálogos sobre lo que implican los hallazgos del estudio para la investigación agrícola del CGIAR, y también se harán consultas con científicos biofísicos para crear herramientas específicas que los ayuden a integrar el género en su trabajo diario.

“Imagínate que en el futuro, cuando alguien te pregunte si eres agrónomo, quien te pregunte dé por hecho que sabes de género”, dice Badstue. “Como actualmente solo hay un pequeño grupo de expertos, ahora es un buen momento para que una persona joven incursione en la agricultura”.

Mientras tanto, GENNOVATE ya ha generado resultados, pues ha capacitado a los investigadores nacionales que realizan las entrevistas y las discusiones en grupo. “En cada país se capacitó a un equipo para hacer estudios de género y realizar análisis cualitativos. Suele ser raro y difícil encontrar a gente con este tipo de capacidades”, destaca Badstue.